Real Madrid y Barcelona protagonizan el gran clásico de la Liga, un
encuentro marcado por la igualdad y la histórica rivalidad, en el
que las miradas acuden por distinto motivo a los Ronaldos, el
madridista baja de última hora por una sobrecarga muscular, y el
culé ante su revalida en el coliseo del eterno rival. Es el día del
examen para Ronaldinho -Ronaldo para sus familiares, encabezados
siempre por su madre, doña Miguelina-. El jugador más
desequilibrante del campeonato afronta el asalto al estadio
Santiago Bernabéu, escenario que pone a prueba la grandeza del
futbolista.
El brasileño tiene un doble premio a su alcance: meter en la
lucha por el título liguero al Barcelona y complicar las opciones
del Real Madrid a la única vía de salvación de una temporada
irregular. El otro Ronaldo tenía en vilo al madridismo, hasta que
ayer tarde se confirmó que es baja por sus problemas musculares en
el bíceps femoral de la pierna izquierda. La baja de Ronaldo, dos
semanas después de su rotura de fibras, será cubierta por el
jugador «número 12», el argentino Solari, pieza clave con su gol en
el Calderón para frenar la crisis del Real Madrid. Su presencia
deja a Raúl como «nueve» con Zidane como segunda punta.
Es una táctica que ha deparado suerte dispar al conjunto
madridista y que merma el potencial ofensivo blanco ya que Rolando
suponía una amenaza mucho más peligrosa por su desequilibrio en los
regates. A pesar de todo, Raúl ha demostrado sobradamente que estos
son los partidos que le gusta jugar. Los cambios en la rutina
madridista acabaron con la dinámica perdedora en la que se
encontraba inmerso el equipo. Tras la concentración en La Manga,
que acabó con victoria en inferioridad numérica en el Calderón,
esta semana se entrenó a puerta cerrada todos los días y la
plantilla quedará concentrada el día previo a un partido en el
Bernabéu, un hecho único en las dos últimas temporadas.
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