Nueve regates, catorce pases, un tiro y varias bicicletas fueron
su carta de presentación en la Liga española en Cádiz, curiosamente
en el mismo escenario en el que debutó Emilio Butragueño, ahora
vicepresidente del club, hace 21 años.
Su presencia en el campo revolucionó el partido. No por su juego
vertical, por sus recortes o por velocidad, sino porque devolvió la
chispa a unos compañeros que andaban sumidos en el gris.
Convirtió a un equipo cansado en otro vigoroso. A un equipo
lento en otro con la quinta velocidad metida. En definitiva, a un
equipo que era una continuación del cansino del año pasado a otro
con la victoria en la cabeza.
Fue sin duda, la mejor noticia de la jornada para el fútbol
español, independientemente de los colores. Sólo basta con ver la
prensa deportiva -Marca y AS- ayer con titulares como
«¡Buenísimo!», «Y Dios creó a Robinho», y «presentación genial del
crack, que salió en el minuto 65 y salvó a un Madrid que se
hundía».
Incluso los diarios catalanes se hicieron del partido de la
estrella blanca. «Ronaldinho es el líder indiscutible del campeón
(Barcelona)... pero el debut de Robinho revolucionó al Madrid en
Cádiz», destaca ayer el diario Sport.
Vanderlei Luxemburgo, técnico del conjunto madridista, lo dejó
entrever el día antes del encuentro: «Si tiene que jugar, lo hará».
Y así fue. Con 1-1 en el marcador salió y fue decisivo para la
victoria blanca.
Si algo tiene claro el técnico brasileño es que no quiere
repetir lo del año pasado, cuando se pegó media vuelta intentando
echar el gancho a un Barcelona que le llevaba trece puntos de
distancia. Eso le condicionó toda la temporada, Copa del Rey y Liga
de Campeones incluido, por lo que este año quiere empezar desde
arriba.
La idea de Luxemburgo es mandar desde el principio y mantener
luego las rentas. Por eso jugó Robinho y no se esperó a tener su
debut en el Santiago Bernabéu ante su afición dentro de quince
días.
Vestuario
Robinho tiene algo que le hace especial. Ya en el primer
entrenamiento se le vio muy acoplado con el resto de sus
compañeros. Fue manteado (por eso pasan todos los nuevos) y estuvo
sonriendo toda la sesión. Incluso recibió la ya típica colleja del
danés Gravesen, uno de los más bromistas del vestuario.
Ahora le toca mantener la ilusión que ha generado en la afición
madridista, que llenará en la siguiente jornada el Santiago
Bernabéu para verle hace magia con el balón.
Robinho se está «encantado» con su nueva vida en Madrid, a la
espera de encontrar una casa en los próximos días, según confirmó a
EFE Wagner Ribeiro, agente del jugador.
El futbolista debutó ayer contra el Cádiz, salió con el marcador
empatado, mostró su repertorio de regates, bicicletas y velocidad e
inició la jugada del tanto de la victoria, obra de Raúl.
«Tanto Robinho como sus padres están muy contentos en Madrid.
Son conscientes de que esta ciudad es muy segura, limpia y bonita.
Están contentos y aclimatados pese a llevar poco tiempo», afirmó a
EFE el agente del delantero sudamericano.
Tras el encuentro contra el Cádiz, el jugador se desplazó a Río
de Janeiro junto a Ronaldo, Roberto Carlos y Baptista para unirse a
la concentración de la selección brasileña. Ahora, vive en un hotel
de Madrid a la espera de fijar su residencia definitiva en la
capital de España.
«Sus padres están buscando casa. Confiamos que en los dos
próximos días encuentren una que les agrade. No paran en todo el
día y de momento les gusta mucho la zona de La Moraleja y Conde de
Orgaz».
Si Robinho confirma con regularidad su paseo triunfal en Cádiz,
el mito de la adaptación que necesita un futbolista cuando llega a
Europa se vendría abajo.
No es fácil descender del avión y salir por la puerta grande,
salvo que se posea un talento descomunal y una autosuficiencia casi
insultante como la que exhibió Robinho en el Carranza.
Buscando la inevitable comparación con Ronaldinho, el otro jugón
que se divierte con sombreros y bicicletas, Robinho sí puede
demostrar una primera diferencia sustancial.
A Dinho sí le costó tiempo salir en la foto. Creció en el Gremio
de Porto Alegre y cruzó el charco para jugar en el París Saint
Germain.
Adaptación
De no ser por Mauricio Pochettino, compañero de Dinho en París y
que contaba a los periodistas futboleros la existencia de un mago,
de un tipo distinto, su aventura del PSG poco habría trascendido.
Ronaldinho se ha hecho grande en el Barcelona, pero con un período
de transición previa en París.
En su día, otro 'rey del pedaleo', como Denilson, auténtico
ídolo de Brasil cuando llegó al Betis procedente del Sao Paulo, y
que era mucho más promesa que Robinho en su día, se acopló a la
ciudad, pero su fútbol nunca acabó de explotar. Ahora juega en
Francia.
Lleva menos de una semana en Madrid y ahora habrá que esperar si
Robinho sabe aguantar la presión, los momentos malos, que seguro le
llegarán. Lo que sí es evidente es que el fútbol le divierte, que
el regate, como le pasaba a Garrincha, va adosado a su vida.
Se nota que ha jugado al fútbol sala, aunque ya le habrán
contado que cuando llegue a la Liga de Campeones y aparezca el
Chelsea, con John Terry al frente, el fútbol de dibujos animados y
su oficio será un poco más complicado de exhibir.
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