Los jugadores del Real Mallorca posan con las camisetas en las que puede leerse «UEFA fair play, please» (UEFA, juego limpio, por favor). g Foto: CARLOS ROMÀN | Carlos Román

TW
9
Feyenoord 0
Real Mallorca 1

Feyenoord: Mulder (1), De Vri (1), Vlaar (1), André Bahia (1), De Cler (1), El Ahmadi (1), Bruins (1), Gio Van Bronckhorst (1), Schaken (1), Wijnaldum (1) y Biseswa (1)
También jugaron: Mokotjo, Dani Fernández y Smolov

Real Mallorca: Aouate (2), Cendrós (1), Ramis (1), Nunes (2), Corrales (1), Martí (1), Pina (2), Emilio Nsue (1), Castro (1), Webó (1) y Víctor (1)
Cambios: Pereira (1), Crespí (1), Josemi (1), Trejo (1) y Keita.(1)

Àrbitro: Ed Jansen. Amonestó a Ramis.

Goles: 0-1, minuto 33, De Vrij, en propia puerta.

Era un partido diseñado para los fastos de despedida a Van Bronckhorst, pero durante una buena parte de la jornada el Mallorca lo eclipsó todo. Primero, reivindicando su espacio en Europa con una presentación en el campo en la que le echaba un nuevo pulso a Platini. «UEFA, fair play, please», se leía sobre el pecho de los futbolistas mientras se presentaban a las casi cincuenta mil personas que había en De Kuip. Y después, anulando a un Feyenoord mucho más rodado que acabó mostrándose impotente ante la solidez y las ganas del conjunto isleño (0-1).

Había advertido el técnico bermellón que se trataba de un encuentro importante, que no tendría nada que ver con las funciones de Suecia o con el pulso ante el Zwolle de la Eerste Divisie. Y lo afrontó como tal, construyendo uno de los mejores once posibles con lo que tiene ahora mismo a sus órdenes. Dejó claro el danés que Emilio Nsue abrirá el curso pegado a la banda derecha o que Pina tiene muchas opciones de ser uno de los líderes en la construcción del juego.

Inicialmente, eso tampoco le libró de vivir sometido al equipo local durante muchos minutos del primer acto. La escuadra de Mario Been, impulsada por un público entregado y hambriento de fútbol, se lanzó a por el Mallorca desde el principio, intentando ahogar la salida del balón para ir adquiriendo terreno. Lo consiguió a medias y acarició el gol en una serie de llegadas bien elaboradas, pero en cuanto se le acabó el gas el partido se fue nivelando. Pina enseñó sus galones, la defensa se fue estabilizando y el Feyenoord comenzó a desplomarse.

A los veinte minutos el partido ya tenía otro color y Gonzalo Castro lo recordó con un disparo alto que era toda una declaración de intenciones. Desde entonces, Aouate pudo seguir el enfrentamiento sin miedo a que le incomodasen y el Mallorca, todavía flojo en ataque, se estiró sin complejos.

Marcó su terreno el conjunto balear tres minutos después de atravesar la frontera de la media hora. Martí puso en juego una falta en diagonal al pico del área y aunque su centro buscaba la cabeza de un compañero se encontró con la pierna de Stefan de Vrij, que despistó a Mulder para alojar el balón en el fondo de la portería local y provocar el silencio en todo el estadio.

Desde ahí hasta el descanso el partido se orientó hacia el homenaje a Gio y en la segunda mitad Laudrup aprovechó para probar nuevas fórmulas. Le dio entrada el danés a Pereira y el francés volvió a demostrar que tiene el descaro suficiente para jugar en Primera. Recostado hacia el flanco izquierdo del ataque, el centrocampista se ofreció en todo momento y reclamó toda la responsabilidad. En su primera intervención, trazó una magnífica jugada que Víctor, sólo ante Mulder, erró en el mano a mano. El Mallorca tenía el partido dónde quería y Emilio Nsue estuvo a punto de ratificarlo con un nuevo disparo del que acabó lamentándose.

Los bermellones aprovecharon muy bien la ansiedad del Feyenoord y dibujó varias llegadas al contragolpe. En ataque, sin embargo, las cualidades de Pereira se solapaban con el egoísmo de Keita, que intentaba hacer siempre la guerra por su cuenta.

Los de Rotterdam, viendo que el encuentro se escapaba, también apretaron sus tuercas a base de cambios hasta que lograron que el Mallorca diera un paso atrás. Amontonaron los holandeses ocasiones de sobra para empatar la confrontación en la fase final, pero Aouate, inmenso en el segundo tiempo, lo atajó todo y desquició a los futbolistas locales, especialmente a Wijnaldum, que acabó desesperado frente al israelí. Al final, no cambió nada y los isleños alargaron su serie ganadora. Cuatro partidos de pretemporada, tres victorias y un empate. De momento, el proyecto marcha.