Real Betis: Sara; Juanfran, Amaya, Jordi Figueras, Nacho; Lolo Reyes, Nono, Salva Sevilla (Juan Carlos, m.58); Vadillo (Chuli, m.66), Jorge Molina (Verdú, m.56), Rubén Castro.
Rayo Vallecano: Cobeño; Tito, Saúl, Galeano, Nacho; Baena, Trashorras (Adrián, m.64); Lass, Jonathan Viera, Iago Falque (Bueno, m.22); Larrivey (Castillo, m.69).
Goles: 1-0, m.27: Amaya, 1-1, m.50: Bueno. 2-1, m.81: Verdú. 2-2, m.92: Bueno.
Árbitro: José Antonio Teixeira Vitienes (comité cántabro) Mostró tarjeta amarilla a Saúl (m.9), Baena (m.21), Larrivey (m.28), Jonathan Viera (m.56), Salva Sevilla (57), Nono (m.78), Chuli (m.79), Tito (m,91+).
El Real Betis y El Rayo Vallecano, hasta hoy colistas de la clasificación se han repartido los puntos en un partido para olvidar por su mal juego y que tan solo mantuvo el interés por la incertidumbre del marcador.
El Rayo tuvo una efectividad total, porque en sus dos llegadas al área de los verdiblancos hizo pleno, logrando un punto que se antoja fundamental para sus opciones.
El Betis, pese a que no hizo un juego brillante, que compensó con una gran entrega y derroche de ganas, pudo dejar encarrilado el partido en el primer tiempo, ya que tras el gol de Amaya, Jorge Molina, en dos ocasiones, pudo haber puesto demasiada tierra de por medio.
Enfrente, un Rayo diezmado por las bajas -cinco por lesión y dos por sanción- que solo ofreció un juego rústico -pese a sus intentos por sacar el balón jugado- y sin argumentos suficientes como para inquietar a un Betis también medroso por la importancia de los puntos en litigio.
Muestra de la endeblez en su línea atacante, Paco Jémez buscó una mayor profundidad en su vanguardia y sacó de la cancha a Iago Falqué para suplirle con un nuevo delantero, Bueno, aunque sin que el cambio produjera efectos para su equipo.
Rubén Castro pudo poner el 2-0, con remate al larguero, pero dos minutos después (m.50) fue Bueno el que, en una serie de indecisiones en el área bética, puso el empate en la primera ocasión clara ante el marco de Sara.
El segundo tiempo de los béticos fue para olvidar, pleno de desaciertos e imprecisiones ante un rival muy mermado de recursos pero con mucho entusiasmo y que nunca perdió la fe en poner obtener un resultado positivo. Su poca entidad -echó en falta sus ausencias- le impidió de un mayor botín.
Rubén Castro tuvo las ocasiones que antes no marraba, en los albores del segundo tiempo, aunque ya casi al final Verdu pareció llevar la ilusión a la hinchada verdiblanca con el 2-1, pero resultó un espejismo porque ya en la prolongación el Rayo, por medio de nuevo de Bueno, llevó la igualada definitiva al marcador ante la desolación de los béticos.
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