Ingresó en el segundo acto, pero fue suficiente para agitar la final y encumbrar a River Plate. La Copa Libertadores llevará escrito para siempre el nombre de Juan Fernando Quintero, el tipo que volteó el Superclásico con un gol antológico y despejó el camino de los Millonarios hacia la gloria.
Justo cuando River afinó su juego, el internacional colombiano dio un paso al frente y culminó la remontada de su equipo en el Bernabéu. Boca Juniors, que había sembrado el pánico entre los de Gallardo al filo del descanso con un tanto de Benedetto, que definió un exquisito pase en profundidad de Nahitán Nández, empequeñeció en la reanudación. La escuadra de Guillermo se había sentido a gusto entre la confusión y el juego de errores, pero se vio desbordado cuando River encontró su sitio en la sala de máquinas. Poco a poco y obligado por los acontecimientos, los locales acorralaron progresivamente a Boca.
Pratto rubricó el empate, aunque los fuegos artificiales llegaron con la irrupción de Quintero. El Muñeco Gallardo buscó chispa y desborde y el exjugador de Oporto e Independiente de Medellín aceptó en encargo de ser el héroe. Quintero se guardó lo mejor de su imprevisible repertorio para la prórroga. Agarró el balón en la frontal del área y trazó un disparo a la escuadra que derrumbó definitivamente a Boca. Monumental...
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