El defensa del Real Madrid, Sergio Ramos (d), en el lanzamiento del penalti ante el guardameta del Girona, Gorka Iraizoz, que ha significado el segundo gol del equipo madridista. | Rodrigo Jiménez

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Real Madrid 4-2 Girona
Real Madrid: Courtois; Odriozola, Sergio Ramos, Nacho, Marcelo; Casemiro (Marcos Llorente, m.59), Modric (Kroos, m.63), Ceballos (Isco, m.70); Lucas Vázquez, Vinicius y Benzema.
Girona: Iraizoz; Ramalho, Juanpe, Alcalá (Espinosa, m.46), Muniesa, Raúl García; Douglas Luiz, Granell, Borja García (Paik, m.59); Lozano (Portu, m.78) y Doumbia.
Goles: 0-1, m.7: Lozano. 1-1, m.18: Lucas Vázquez. 2-1, m.42: Ramos de penalti. 2-2, m.66: Granell de penalti. 3-2, m.77: Ramos. 4-2, m.80: Benzema.
Árbitro: Undiano Mallenco (colegio navarro). Amonestó a Nacho (45+2), Ramos (62) y Llorente (65) por el Real Madrid; y a Alcalá (35) por el Girona.
Incidencias: encuentro de ida de los cuartos de final de la Copa del Rey, disputado en el estadio Santiago Bernabéu ante 51.000 espectadores.

El Real Madrid dio un paso firme hacia las semifinales de la Copa del Rey, remontando al Girona con Vinicius exhibiendo liderazgo y Sergio Ramos saliendo al rescate con su acierto goleador (4-2), en un encuentro que adentra al equipo de Santiago Solari en su mejor momento.

Desde una mejoría física indiscutible, el Real Madrid exhibe una renovada confianza para levantarse de golpes que antes le dejaban noqueado. El Girona, con la receta de acierto con la que eliminó por sorpresa ante el Atlético de Madrid para alcanzar una eliminatoria histórica, golpeó primero pero cedió ante el empuje madridista que encontró en Vinicius y Odriozola dos pilares.

Nunca había pisado terreno de cuartos el Girona en Copa y una vez lograda la proeza quiso disfrutar. Con rotaciones, sin jugadores de la importancia de Stuani, Portu o Pere Pons, pero encontrando premio a su puntería nada más iniciarse el duelo. A los siete minutos, con una triangulación perfecta para salir de presión y centro desde el costado de Raúl García que remataba a placer, libre de marca, el 'Choco' Lozano. Marcelo mirando al cielo en su regreso al once.

Daba igual el resultado porque en el Bernabéu aún se respiraba lo vivido hace pocas horas ante el Sevilla. El nivel deseado por Solari y el madridismo, llevó al técnico a repetir equipo de medio campo hacia adelante. Aparece Vinicius como el descarado, al que acudir siempre porque algo creará. Y se le sumó en el otro costado un futbolista que vuela como Odriozola.
Así comenzó el Real Madrid a enlazar llegadas a portería rival. Con Casemiro siendo el primero en intentarlo, espoleado por su gran gol al Sevilla; Marcelo queriendo corregir arriba los despistes defensivas, pero topándose con la estirada de Iraizoz a su disparo ajustado. A la tercera, cuando Odriozola rompió con todo en velocidad, llegó el empate. Decidió con brillantez. Pase atrás y regalo a Lucas Vázquez.

Querían más y ese ímpetu provocó algún desajuste defensivo a espalda de los laterales. Aparecería Courtois en su estreno en Copa antes de que el sufrimiento acompañase la presencia del Girona que defendió como pudo. Vinicius se va de todos y cuando no puede la pisa, te provoca, te atrae para buscar el pase de peligro. Benzema la chutó a las nubes. No era su noche.

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Cuando el brasileño buscó marcar le faltó acierto. Su disparo más cercano del gol acarició la escuadra. Odriozola seguía con su exhibición, desequilibrando siempre y asistiendo. Los intentos de Benzema morían en manos del portero rival cuando llegó una acción protestada por Modric, derribado dentro del área cuando se disponía a chutar.

No lo señaló el colegiado que de cerca vio dos minutos después el derribo a Vinicius. Cayó en la trampa del recorte Lozano y el regalo no lo desaprovechó para marcar de nuevo a lo Panenka en un lanzamiento tan perfecto que va camino de cambiarle el apellido.

Remontada certificada, el poste evitando el gol de Benzema y una segunda parte por delante en la que se esperaba más del Real Madrid. Antes de perder el balón, el francés extendió sus intentos de superar a Gorka sin éxito, pero en cuanto Vinicius bajó su nivel de influencia, su equipo lo acusó.

Así comenzó a llegar con timidez el Girona. Un cabezazo de Doumbia, otra subida peligrosa de Raúl García por la izquierda que acabó con parada arriba de Courtois al disparo del Choco. De ese córner llegaba un castigo inesperado, un penalti difícil de superar en lo absurdo. Nacho empujaba a su compañero Llorente que golpeaba el balón con la mano. Granell empataba con un zurdazo perfecto.

Nuevamente tenía que reaccionar el Real Madrid y apareció su mejor 9, Sergio Ramos, para devolver la tranquilidad. En cuando Vinicius le metió de nuevo velocidad hizo tambalearse al equipo de Eusebio. Marcelo renació para poner el centro al testarazo del capitán a la escuadra.

Y desatado Vinicius, puso una diferencia mayor para la vuelta, con el pase a Benzema para premiar su búsqueda del gol. A puerta vacía marcó el cuarto para dejar al Real Madrid a un paso de las semifinales de una competición que esta temporada si valora.