«Ha sido todo muy rápido y casi por sorpresa porque ya no podíamos entrenar en la liga española –iniciaron la temporada en el Levante de la Liga SmartBank–. Recibí la llamada después de comer el mismo día 1 y ya estamos en Casablanca tratando de asimilarlo todo y adaptándonos lo más rápido posible», explica por teléfono desde su hotel, que advierte a ubicar cerca del puerto porque todavía no ha tenido tiempo de conocer nada de la gran urbe en la que se ha instalado más allá del caos circulatorio que se apodera de sus calles.
Como defensor de los títulos de liga y Champions de África la exigencia es máxima para el Wydad Athletic, que en febrero disputará el Mundial de Clubes que se disputará precisamente en Marruecos, donde la euforia del Mundial ha disparado la pasión por el deporte rey. «La gente del fútbol en Marruecos ya ha notado el cambio de mentalidad y se están convenciendo del potencial que tienen», manifiesta el preparador físico mallorquín, que ha firmado hasta final del temporada, por lo que su continuidad dependerá, como siempre, de los resultados.
La dimensión de la entidad, que llena su estadio con 60.000 espectadores y pelea por todos los títulos, contrasta con algunas de las situaciones que se ha topado nada más aterrizar. «El club tiene cosas de equipo grande que contrastan con otros detalles. En unos meses estará lista la nueva ciudad deportiva, pero ahora sorprenden algunos aspectos como el campo de entrenamiento o que el equipo no tenga readaptador o analista de vídeo. Es momento de adaptarse cuanto antes y sacar rendimiento inmediato», razona fiel a un libro de estilo en el que predomina la idea de «sólo desgastarse en lo importante». «Es momento de buscar soluciones y no lamentarse de los problemas», resume. Su experiencia será clave para tomar el pulso a un plantel del que no tiene registros por GPS y que afronta un calendario un tanto caótico en el que juegan cada tres días. «Sin datos actualizados y con un calendario aún difuso no se puede mirar a medio plazo, hay que priorizar», dice.
Una de las barreras que tendrá que superar es la del idioma. «Es la primera vez que estoy en el extranjero y no me puedo manejar en inglés», dice. El francés es la alternativa en el día a día y en el vestuario y el que llevará la voz cantante será el flamante entrenador Mehdi Nafti, con el que coincidió en el Aris de Salónica. Pedro Abraham formaba parte del cuerpo técnico de Héctor Cúper en Grecia y posteriormente en el Orduspor turco y su relación con Nafti en el campeonato heleno sentó las bases de una relación que ya acumula más de siete años. «Es muy directo y llega a la plantilla porque dice las cosas a la cara. Uno de sus puntos fuertes es la gestión del vestuario. Es muy exigente tal como requiere este trabajo y tiene mucho carácter, pero no es rígido en sus planteamientos, escucha y pregunta y se trabaja muy bien con él», analiza.
Su objetivo es alcanzar las metas que se ha fijado el WAC y en el plano individual quiere «conocer una nueva cultura, otro idioma y otra forma de vivir el fútbol». «A nivel profesional quiero conocer una nueva cultura con otra mentalidad, adquirir conocimientos y también la distancia te permite valorar las cosas de otra manera», añade.
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