Las jugadoras del Son Sardina infantil, en el campo del fútbol del club palmesano. | Teresa Ayuga

TW
1

Carlota, Catalina, Victoria, Neus, Idaya, Alba, Iris, Mariona, Nuria Moyà, Nuria Cantallops y Marían. Este es el último once del Son Sardina en el partido que le enfrentó al Margaritense Atlètic en la vigesimosegunda jornada del grupo D de Segunda Regional infantil. En el momento actual del fútbol jugado por mujeres, puede parecer algo normal, pero el suyo es un caso singular. No hay ningún otro equipo en Balears compuesto íntegramente por niñas que compita en una categoría mixta y, aunque la clasificación diga lo contrario, sus resultados no pueden ser más que positivos.

Veinte derrotas en veinte partidos son el peaje de un trayecto en el que lo importante precisamente es el camino. En el fútbol formativo la meta no son sólo los tres puntos, es el proceso y tanto en el club como en el propio equipo lo tienen claro. Es la tercera temporada consecutiva en la que el Son Sardina apuesta por un modelo enfocado en generar un grupo de chicas antes de dar el salto a la categorías regionales y en propiciar la mejor cantera posible para su estandarte, el conjunto de Primera Nacional. «Queremos formar un bloque que suba junto y empiece ya con una base en la categoría femenina», explica Fernando López, que dirige al equipo por segunda temporada consecutiva. Una de sus funciones, además de la dirección, es el trabajo psicológico para que no cunda el desánimo. «Hay que repetir mucho que venimos a aprender, a conocerse entre todas y a mejorar lo nuestro, porque trabajamos para nosotras y los resultados ya vendrán más adelante», comenta.

Noticias relacionadas

Apoyado en el trabajo con la base y en iniciativas como esta, el Son Sardina se ha convertido en uno de los grandes referentes femeninos del panorama regional. En el tramo más reciente de sus 50 años de historia ha crecido de forma exponencial y cuenta con cuatro equipos en las categorías femeninas además del conjunto infantil junto a numerosas chicas que siguen en conjuntos mixtos.
Más allá de la superioridad física de los chicos, uno de los grandes hándicaps a la hora de intentar competir al mismo nivel es que las chicas suelen llegar más tarde al fútbol. Mientras los niños empiezan en las escoletas a los cuatro o cinco años, las niñas, por norma general, tardan más en incorporarse y en ocasiones empiezan a jugar superados los diez años con el lógico déficit tanto técnico como táctico respecto a los jugadores que acumulan años de bagaje. De ahí que desde el club que preside Mari Paz Cerdá tengan las puertas abiertas a recibir a chicas de cualquier edad que quieran disfrutar del deporte rey. «No por perder todos los partidos eres peor. Las jugadoras tienen que ver su progresión y el hecho de que muchas chicas del club ya han debutado en categoría nacional», reflexiona Fernando López, que defiende que sus partidos «son más disputados de lo que pueda aparentar por los marcadores».

Aunque en muchos campos de fútbol se siguen repitiendo escenas e insultos impropios de 2023 por razón de género, el entrenador del Son Sardina asegura que siempre están disfrutando de «mucho respeto» por parte de los equipos rivales. «A lo mejor se produce algún comentario suelto riéndose de nosotros, pero no he llegado a escuchar menosprecios por ser un equipo femenino. Hay piques por cosas de los jugadores y del propio juego, pero por norma general todo el mundo se comporta muy bien. De primeras alguno puede que se sorprenda, pero hemos sido bien recibidas», concluye Fernando López, que dirige los pasos de un conjunto singular que está abriendo camino.