Imagen del joven colegiado Alejandro Martínez durane un encuentro de esta temporada. | R.D.

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En 2016 en el club donde jugaban los hermanos de Alejandro Martínez se organizó un partido de padres contra padres y él no podía participar, así que decidió hacer de árbitro. «Me encantó. Se me veía con mucho desparpajo a pesar de tener 11 años y con muchas cualidades para ser árbitro. Y mis padres me impulsaron a dar el salto», explica este joven. Como necesitaba 13 años mínimo para empezar el curso de árbitro, estuvo durante 2 temporadas arbitrando todos los partidos amistosos de sus hermanos y cogiendo rodaje.

«Conforme se acercaba la fecha me iba gustando más y más, y era algo que se notaba por mi lenguaje no verbal. A pesar de haber sufrido mucho desde la grada porque mucha gente me ha insultado de gravedad, aunque suene triste, mis padres ya se han acostumbrado y hacen oídos sordos. Casi disfrutan más ellos viéndome que yo realizando mi pasión».

En octubre de 2018 inició el curso formativo para ser árbitro con 13 años. «Era el más joven de mi curso. Debuté como árbitro oficial un 31 de agosto de 2019 con 14. Ascendí a Segunda Regional Amateur con 16 años y a Primera Regional Amateur con 17 años. En ambos fui la persona más joven. Actualmente sigo siendo el más joven en Primera Regional con 18 años y 3 meses», comenta.
Estreno

El 24 de mayo de 2019 debutó en Primera Regional en un encuentro que enfrentaba al Mallorca contra el Platges de Calvià. «Fui asistente y ese día conocí al que todavía es mi mejor amigo y mentor, Isaac Gutiérrez, árbitro de Tercera desde hace cuatro años».

A Alejandro lo que más le llamó la atención de este mundo es «que nunca había vivido en primera persona la responsabilidad que se te exige a la hora de tomar las decisiones. Las respeten o no uno siempre debe mostrarse firme aunque no esté seguro al 100 por cien de su veredicto. Y eso es algo que nadie te enseña a hacer».

Además de arbitrar, Alejandro también ha realizado la función de árbitro asistente, lo que antes se conocía como linier. «Como árbitro eres el máximo responsable de que el partido salga adelante y no haya ningún problema que lamentar más tarde. En cambio, como árbitro asistente tienes que actuar con un perfil bajo. Dependes de lo que decida el árbitro principal. Personalmente disfruto más como árbitro principal pero a diferencia de algunos compañeros no se me hace nada desagradable el hecho de ver el partido desde la banda ya que voy con árbitros más veteranos y experimentados que yo de quienes aprendo cada día».

Este joven se considera un colegiado «muy firme a la hora de tomar decisiones, aunque no esté muy seguro por dentro, no me vas a ver dudar y siempre te voy a dar una justificación a aquello que he decidido. No por ello soy demasiado estricto. No busco ser el protagonista del partido ya que el espectáculo lo dan los jugadores. Suelo dejar jugar bastante hasta que a veces el partido se vuelve un poco brusco. Entonces hay que pararlo intermitentemente para que se tranquilice un poco». En cuanto a los ‘colegas’ en los que más se fija están José Luis Munuera Montero y Carlos del Cerro Grande.

A Alejandro el arbitraje le está aportando muchas cosas en diferentes aspectos. «He aprendido muchísimo sobre cómo gestionar mis emociones, me ha ayudado a trabajar en equipo y me ha dado la posibilidad de conocer a infinidad de personas maravillosas».

El VAR ha supuesto una gran novedad en los últimos años y a Alejandro le gusta, pero matiza. «Me parece una herramienta muy positiva, aunque es un dato objetivo aún existe el error arbitral. Al fin y al cabo somos seres humanos y nos equivocamos como los jugadores o entrenadores. Pero es cierto también que el número de errores ha disminuido de manera notable y cada año esos números mejoran. A día de hoy lo más preocupante es quizá el reglamento. Creo que hay algunas jugadas concretas que dependen únicamente de la interpretación del árbitro, pero confío en que poco a poco se vaya mejorando».

Alejandro explica que se prepara muy bien físicamente con entre 5 y 8 sesiones de intensidad por semana. «En cuanto te descuidas caes en picado». Guarda como mejor recuerdo su debut esta temporada como árbitro asistente en Tercera División y como momento más complicado «en un partido de Juvenil el delegado del equipo visitante, que no se sentó en el banquillo por tener antecedentes penales, intentó agredirme. A pesar de ello, él lo tiene claro: «Me encantaría dedicarme al arbitraje. Tengo hasta los 40 años para seguir ascendiendo y no voy a parar hasta llegar a mi cima».