«Quiero ser honesto, pero sin pasarme. Vengo del vestuario y obviamente la gente está decepcionada, pero después de un partido tan importante y un resultado tan innecesario me gustaría ver más enfado y decepción». Demoledor y directo. Así respondió tras el batacazo en el clásico de este sábado el alemán Ilkay Gündogan (Gelsenkirchen, 1990), que viene de capitanear al Manchester City que levantó la Liga de Campeones la temporada pasada y que vio cómo la derrota ante el eterno rival los relega, de momento, a la tercera plaza de LaLiga.
«Esto es parte del problema. Tienen que aflorar más emociones cuando pierden y saben que pueden jugar mejor porque esto luego se refleja en el campo. No vine a perder este tipo de partidos y permitir que se abran estas brechas», sentenció en los micrófonos de DAZN.
La llegada de Gündogan en verano significó para el barcelonismo un rayo de esperanza, una muestra más de que jugadores de talla mundial siguen confiando en el proyecto Barça y están dispuestos a formar parte de una generación que, a caballo con jóvenes de la Masía, deben poner fin al hambre de títulos del club. Aun sin llevar el brazalete de capitán, el volante alemán decidió cargar con la responsabilidad de ser uno de los veteranos del conjunto dirigido por Xavi Hernández y ser un ejemplo para las generaciones de Pedris, Gavis, Lamines y Fermines que salen de la cantera.
«Tengo parte de responsabilidad como uno de los veteranos de no permitir que el equipo deje que sucedan estas cosas», afirmó antes de irse a casa el jugador de 33 años, quien ayer se estrenó como goleador con la camiseta azulgrana.
Escoltado por los jóvenes Fermín López y Pablo Páez Gavira 'Gavi', seguramente los dos mejores del Barça en el clásico, el equipo cuajó durante la primera parte uno de los mejores inicios de partido de la temporada, neutralizando ataques rivales y consiguiendo recuperaciones que terminaron muy cerca del gol.
Y eso que Gündogan, ante la suplencia de Oriol Romeu y la baja de Frenkie de Jong, tuvo que jugar más atrasado en el cuadrado, lejos del área rival, donde solo pudo atinar en ese tanto en el minuto 6, solo ante Kepa, que mantuvo la superioridad de los locales en el marcador hasta los 20 últimos minutos del encuentro.
Sin embargo, el cansancio acabó apoderándose de los azulgranas y, en dos de las pocas acciones de peligro que tuvo el Real Madrid a lo largo del duelo, cayeron los goles de Jude Belligham que dieron la vuelta al marcador, dejando a los merengues como colíderes junto al Girona.
Con este resultado, que parecía que iba a quedar en tablas hasta el gol del inglés en el tiempo añadido, el cuadro culé suma su primera derrota de la temporada después de 14 partidos, once en Liga y tres en Liga de Campeones.
Y es que al Barça esta temporada le son familiares los giros de guión durante los partidos, tanto sean durante el principio -como en los duelos frente al Mallorca y al Granada, con dos goles en contra en la primera mitad- como acercándose al final.
En la segunda parte, a los de Xavi les tocó sufrir, primero, en el partido contra el Villarreal, donde pasó de un 0-2 a un 3-2 en contra en el minuto 50, aunque finalmente ganó por 3-4.
También tuvo que hacer méritos contra el Osasuna, que le empató el partido en el 76 antes de que Lewandowski, a cuatro minutos del final, resolviera el partido, y frente al Celta, que anotó el 0-2 en el 76 y el equipo tuvo que remontar hasta el 3-2 en los diez últimos minutos.
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