Sin portar el cartel de favorita, pero con varios jugadores de primer nivel, era el momento perfecto para el paso adelante de Bélgica, de la que, pese a no ser candidata, se esperaba un buen estreno ante Eslovaquia, una selección inferior sobre el papel que no se amilanó ante las estrellas belgas y se llevó 3 puntos con oficio, trabajo y practicidad. Y es que tras un inicio superlativo de Doku por el perfil diestro, a pie cambiado, el jugador del City, encarando con versatilidad, descaro y acierto, pocas cosas podían apuntar a que el partido se le fuera de las manos tan pronto a Bélgica, que por cierto formó con Carrasco como lateral izquierdo. Pero el fútbol, y más en torneos de selecciones, cambia en un momento.
Porque fue en un abrir y cerrar de ojos cuando a Bélgica se le puso todo en contra. Con dos protagonistas claros. El primero un Lukaku que pareció alargar aquel partido contra Croacia en Qatar 2022 con dos errores en las dos primeras ocasiones claras, en las que tuvo dos mano a mano que no acertó a definir. Y el segundo, el propio Doku, autor del desequilibrio en las mencionadas ocasiones y de una cesión matadora en salida de balón que acabó con el gol de Eslovaquia. De un área a otra, en apenas 30 segundos, del 1-0 y posible 2-0 al 0-1.
Así fue el varapalo de Bélgica y el despertar de una Eslovaquia que nada tuvo que envidiar a su rival cumplidos los 90 minutos y que gozó de más ocasiones para ampliar el marcador, porque funcionó a las mil maravillas bajo el liderazgo de Francesco Calzona desde el banquillo, entrenador del Nápoles en el último tramo de temporada, y de su pupilo en el equipo partenopeo Stanislav Lobotka en el césped. Presionó la selección centroeuropea un saque de banda pegado al área belga y encontró petróleo. Doku, con buena intención pero con mala ejecución, dejó vendida a su defensa, que poco pudo hacer para detener el disparo del primer eslovaco y el rechace que dejó Casteels en bandeja para Schranz, que en el minuto 7 puso por delante a los suyos y castigó los errores de Lukaku. Mareada tras el golpe encajado durante unos minutos, pudo recuperar un poco de control del partido mediante la posesión Bélgica, con De Bruyne dando sentido a la posesión para no perder definitivamente el control de un partido en el que todo pareció ir en contra de Lukaku. Porque si bien Dubravka erró en salida de balón y fue Trossard el que disparó alto cuando no había portero, intentando superar a un zaguero que corrigió la posición del meta, fue Lukaku el que volvió a tener el balón botando dentro del área y la portería de frente para igualar el partido.
De nuevo, por tercerea vez en apenas 45 minutos, definió mal. Tuvo también que intervenir Casteels para evitar que Eslovaquia cerrara el duelo con una gran volea de Haralsin en el ocaso del primer acto que mermó de nuevo la poca confianza que había ganado una Bélgica que se fue al descanso descolocada. Salió dispuesta a darle la vuelta al marcador, pero Lukaku estuvo otra vez negado de cara al gol. Lo encontró en el minuto 56, pareció reconciliarse consigo mismo, romper con su nefasto partido y pasar de villano a héroe.
Pero el VAR le privó de todo disfrute con el fuera de juego que señaló, amargándole más todavía otra tarde para el olvido vistiendo de granate. No fue solo Lukaku, parecía que Bélgica estaba gafada. Bakayoko disparó desde el corazón del área, con Dubravka fuera de posición. Pero ni con esas. Kancko, bajo palos, sacó el disparo sobre la línea. Se volcó Bélgica en ataque y Eslovaquia empezó a sufrir, a achicar aguas. Las ocasiones se empezaron a suceder con mayor asiduidad, pero sin éxito. Hasta que Openda, que entró en el minuto 84, sacó a pasear su velocidad para llegar a la línea de fondo y ceder atrás para Lukaku, que clavó de primeras su disparo a una escuadra.
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