El delantero de la selección española Lamine Yamal (c) participa junto a sus compañeros en un entrenamiento este miércoles, en Donaueschingen (Alemania). La selección española se enfrenta este viernes, en los cuartos de final de la Eurocopa 2024 a Alemania. | Pablo García RFEF

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Los cuartos de final de la Eurocopa 2024 comprimen aún más el atasco de favoritos por un lado del cuadro, España contra Alemania y Francia contra Portugal; exponen las insistentes dudas de Inglaterra contra la competitiva Suiza y abren una tercera vía hacia el título con la reacción de Países Bajos ante la ambición de Turquía. Ya está lanzada la carrera hacia el título.

Sobrepasados los octavos, agónicos para Portugal, Francia, Inglaterra o Turquía y solventados con mucha más autoridad por España, Suiza e incluso Alemania, aunque con algunos vaivenes en su choque contra Dinamarca en Dortmund, empieza la cuenta atrás hacia la final de Berlín. A dos partidos ya a la vista... Pero qué dos partidos por el lado del cuadro de España, que dispara la exigencia hasta límites inimaginables cuando quedó primera de su grupo, como la única con pleno de triunfos en la primera fase y más allá, también en octavos, con cuatro victorias, con una convicción incomparable con cualquier rival que mire en la fase final y, aún así, frente a Alemania, también poderosa.

Un duelo enorme, desbordante de expectativas, ofensivo y concluyente. Rodrigo Hernández contra Toni Kroos, Ilkay Gundogan contra Pedri González, Jamal Musiala contra Yamine Lamal, Nico Williams contra Florian Wirtz, Kai Havertz contra Álvaro Morata, Antonio Rudiger contra Robin Le Normand, Unai Simón contra Manuel Neuer... Y, sobre todo, los dos bloques que más y mejor se han movido hasta ahora por el torneo, superiores a todos sus oponentes.

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La defensa de Francia y Portugal Sólo quedará uno en las semifinales, cuando se crucen bien con Francia o bien con Portugal, cuyas dudas contrastan con España y Alemania, pero también con todas las capacidades irrebatibles que, incluso dentro de la cantidad de inquietudes que subyacen de su irregular rendimiento en la primera fase y en octavos de final, las sostienen como favoritas incuestionables, sobre todo porque todo lo que fallan adelante lo aseguran en defensa.

A la espera de la mejor versión de Kylian Mbappé, ineficaz e inconstante hasta ahora, Antoine Griezmann -insustancial-, Ousmane Dembele -intranscendente- o Marcus Thuram -sin gol-, Francia se hace fuerte desde atrás, como cuando fue campeona del mundo en Rusia 2018, con un potentísimo medio campo, en el que le faltará este viernes Adrien Rabiot, sancionado por ciclo de dos tarjetas amarillas. Puede ser el momento de Eduardo Camavinga, hasta ahora reducido a 48 minutos repartidos en dos encuentros de suplente.

Tampoco se siente a su nivel aún Portugal, que solventó en los penaltis su compromiso de octavos de final contra Eslovenia, entre las lágrimas de Cristiano Ronaldo por una pena máxima fallada en la prórroga (o parada más bien por Jan Oblak), mientras rebusca el gol en Alemania 2024. Es la primera de sus once fases finales entre todas las grandes competiciones que aún no ha logrado ningún tanto. Lo necesita él, lo necesita su conjunto. Porque el equipo de Roberto Martínez, goleador por 0-3 ante Turquía, no ha marcado ninguno más en sus dos últimos choques. Ni contra Georgia ni contra Eslovenia.

Pero sí es firme atrás, como Francia, con Diogo Costa lanzado hacia la fama como 'parapenaltis', aunque sus cualidades van mucho más allá, y con la fuerza atrás que le otorga la jerarquía de Pepe y Ruben Dias. En el recuerdo, la final de la Eurocopa de 2016 entre Francia y Portugal, cuando Éder fue el héroe desconocido que irrumpió en la prórroga en el estadio Saint Denis de París para dar el único título hasta ahora de la historia a la selección de Portugal... Y alargar el anhelo de la Eurocopa del conjunto de Didier Deschamps, campeón del mundo, pero no de Europa. La alerta de Inglaterra Esa es la vía compleja hacia la final de Berlín. El otro recorrido aparece más abierto para Inglaterra, aunque su fiabilidad es tan mínima que ni siquiera un horizonte sin Francia, Alemania, España o Portugal lo hace sentirse seguro. Ya la puso en evidencia Eslovaquia.

La salvó a última hora una chilena en el minuto 95 de Jude Bellingham, bajo investigación de la UEFA y en riesgo de sanción por sus gestos de celebración, y un gol de Harry Kane en la prórroga, cuando el final de ciclo de Gareth Southgate estaba ya prácticamente escrito. Suiza es todo lo contrario. Su recorrido impone respeto. No está entre las favoritas, pero ya surgió en cuartos en la última Eurocopa, eliminada en los penaltis contra España, tras superar en octavos a Francia.

Es una amenaza para Inglaterra, advertida. A Suiza no la ha ganado Alemania, por ejemplo. Y su exhibición ante Italia es tenida muy en cuenta como ejemplo en los octavos de final. Una victoria concluyente que lo prepara para avanzar más. Su ganador se cruzará en semifinales con Países Bajos o Turquía, los rivales en los cuartos de final en Berlín. Son la alternativa. El conjunto neerlandés, en crisis con el 2-3 contra Austria, ve la Eurocopa de otra forma muy distinta con su reacción en octavos contra Rumanía, a la que sobrepasó liderada por Cody Gakpo; el equipo otomano quiere más, con Arda Güler como referencia de todo tras imponerse por 1-2 a Austria.