Laura Gil alarga el sueño de Alba Torrens y da a España el pase a cuartos de final

Gustafson se erigió en la referencia de una España que fiaba a ella la pintura y el resto del trabajo a la dirección de Queralt Casas y el ímpetu de Leonor Rodríguez. Con una sólida defensa, las de Méndez llevaban a Puerto Rico a estirar sus posesiones al límite o buscar tiros forzados. El ritmo de partido le iba bien a una selección que abría margen en el electrónico al cierre del primer parcial (9-18) y salía arrolladora en el segundo, con un 0-6 de arranque que descolocó todavía más a su oponente. Quince arriba se ponía España (24-9, min. 11) y las sensaciones eran buenas.

Eran los primeros minutos de Alba Torrens en el partido y su presencia provocó un aumento de la intensidad defensiva de Puerto Rico, que lo seguía fiando todo al triple, sin acierto, pero viva gracias a acciones de 2+1 y un empuje inédito hasta entonces en la pintura que hizo entrar en 'crisis' a España, más tras dos canastas de Meléndez (30-23) a las que respondió Araújo con dos triples alentadores (36-25) en la recta final hacia el descanso, en la que Leo Rodríguez insufló tranquilidad a las subcampeonas de Europa con una acción de canasta y tiro adicional para alcanzar el ecuador catorce arriba (25-39).

Cinco puntos de salida parecían encaminar el duelo, más tras un triple doloroso de Gustafson, que ponía a España quince arriba de nuevo (42-27). Ahí colapsó por espacio de unos minutos, margen en los que Puerto Rico endosó un parcial de 0-8 para meterse de nuevo en el duelo (35-42), acudiendo de nuevo Megan Gustafson al rescate en plena fase de desacierto de la selección, que no encontraba el norte ante una rival crecida, más después de poner en pie al pabellón con otro triple de Rosado, una penetración de Pagán y una canasta a la carrera de Guirantes (42-44).

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«Nos hemos aferrado al partido»

Crisis total. Hollingshed la confirmaba empatando el duelo desde el tiro libre a 18 segundos del final de un tercer cuartoo para olvidar. Cinco puntos en diez minutos era un balance demasiado pobre para una España demasiado dependiente de Gustafson y que seguía adoleciendo de falta de ideas, recursos y acierto, además de ofrecer demasiadas concesiones en defensa. Gustafson no bastaba, ni el ímpetu de Cazorla o Rodríguez. Mientras, Hollingshed y Rosado cimentaban una renta de hasta cuatroo puntos a su favor tras otra canasta de Pagán (54-50, a 6:03).

Tres tiros libres de Leonor Rodríguez enchufaron a España y reactivaron sus opciones con la entrada en pista de Queralt Casas. Pero de nuevo Pamela Rosado la enchufó desde más allá de 6'75 para devolver la ventaja a Puerto Rico (57-53), que ya se lo creía. Pagán mandaba bajo el aro y sacaba petróleo de esos rebotes mientras España se encomendaba a Ortiz y su acierto para seguir viva (59-57). Leonor devolvía la igualada (59-59, a 2:41) y tocaba volver a sufrir, pero en una dinámica opuesta a la de China.

Guirantes pudo hurgar en la herida, pero erró un tiro libre y fue Mariona Ortiz la que mantuvo viva a España. Más con una acción a media vuelta que supuso dos puntos para poner a España uno arriba (60-61)) a poco más de un minuto. Dramático final, pero en dinámica opuesta al estreno. Rosado y Pagán dejaron escapar medio partido y la selección tuvo la posesión para abrir brecha a menos de un minuto. No se pudo y Puerto Rico tuvo media bola de partido. Hollingshed la vio, se giró y encestó para traspasar la presión a una España al límite (62-61 a 9 segundos y 9 décimas).

El partido estaba en manos de Laura Gil. Dos tiros libres que valían una victoria, la segunda en Lille, y los cuartos. Los anotó: 62-63 y 1 segundos y 8 décimas para repetir victoria y guión. No falló en defensa España, que estará en la fase final de París, se asegura los cuartos y el diploma y el derecho a soñar con algo más de un cruce en los Juegos de París.

La mallorquina Alba Torrens no salió de inicio y dispuso de seis minutos en los que estuvo siempre muy vigilada, no pudiendo anotar su único lanzamiento, pero aportando en defensa y presencia, además de apoyo desde el banquillo en los momentos calientes, que los hubo, de un partido que de decidió al límite.