Nacho Baltasar, durante una de las pruebas de iQFOiL Masculino. | SEBASTIEN NOGIER

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La vela balear fue el filón de medallas olímpicas allá por los noventa. Pero tras los Juegos de Sydney 2000, se abrió un paréntesis de dos décadas sin presencia olímpica que llegaron a su fin hace tres años en Tokio. Y con grandes expectativas, recuperando el terreno perdido con dos nombres propios: Paula Barceló y Joan Cardona. La primera acarició el bronce en 49erFX (cuarta) junto a Támara Echegoyen y el menorquín subió al tercer peldaño del podio en la eliminada clase Finn.

En París 2024, dos eran las opciones de la vela balear. Y dos fiables, por palmarés. Se podía soñar con medalla en Marsella, un campo de regatas talismán. No lo fue para Barceló, que cerró su segunda campaña olímpica en los Juegos de París, ni para un debutante de 19 años que tiene madera de campeón: Nacho Baltasar, la baza española en la clase iQFOiL Masculina.

Unas veces las condiciones meteorológicas, con cambios de viento, días sin él, regatas aplazadas. Otras problemas técnicos y, como traca final, una protesta admitida contra Baltasar, que le dejó fuera de las Medal Series tras una espectacular remontada que le llevó a ponerse décimo al cierre de la clasificación -con un quinto y un tercer puestos-, pasaron factura a Nacho y Paula, quienes no pudieron en París 2024 ni tan siquiera pasar el corte.

Paris 2024 Olympic Games - Sailing
Paula Barceló, en primer término, junto a Támara Echegoyen.

Ambos comenzaron atrás. Llamativo fue el arranque del 49erFX de Paula y Támara, de nuevo obligado a una remontada que no llegaba. Hubo opciones al final, incluso ganaron la última prueba, pero no fue suficiente y fueron duodécimas. Un puesto por encima acabó Nacho Baltasar -undécimo-. Pero tras prosperar una protesta del equipo suizo que apeó pasadas las once de la noche del jueves al de sa Ràpita que luchar por un podio al que podía subirse, viendo frenada su progresión ascendente horas después de consumar su escalada con el décimo y último lugar clasificatorio.

En un momento y un escenario en el que la vela balear es potencial nacional y mundial, especialmente en categorías de formación, Mallorca vuelve a irse de vacío de unos Juegos. Veintiocho años después del oro en Tornado de Pepote Ballester parecía que era el momento. Pero tendrá que esperar, como mínimo, hasta 2028. Argumentos para creer hay. Falta rematar la faena.