Baleares pudo presumir de doble cartel en un equipo masculino que sufrió un poco menos que las chicas para sellar su billete para Tokio 2020. Una cita que supondrá otro relevo dentro de la historia olímpica de la gimnasia artística balear. Si en la femenina lo recogió Cintia Rodríguez de Elena Gómez, aquí es el turno de Fabián González (Palma, 1992), un pionero que estuvo muy cerca de regresar del O2 londinense con dos diplomas bajo el brazo. Se tuvo que conformar con dos novenos puestos (equipos y All Around), pero cuyo precedente ha encontrado continuidad.
Inmerso en otros proyectos como el iniciado en el mediático Cirque du Soleil, el que fuera líder del equipo español en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 contempla «orgulloso» lo que Adrià y Nicolau han conseguido.
«Me ilusiona por la gimnasia, pero también por ver que hay gente buena por detrás, que en Mallorca se hacen las cosas bien y que, a base de trabajo y esfuerzo, todo llega», recuerda Fabián, que todavía le da vueltas a esa doble novena plaza, «porque nos faltó poco, muy poco...», pero igualmente recuerda con la perspectiva del tiempo «la experiencia que fue participar en unos Juegos». Ahí, les recuerda la importancia «de cuidarse mucho estos meses y, una vez allí, disfrutar. Ese es el secreto para que salga tu verdadera calidad y puedas ofrece el 100% de ti mismo», asegura. Y aprovecha para «que esto sirva para que la gimnasia tenga en España el protagonismo que merece, más allá de una vez cada cuatro años».
Consejos
Mir y Vera, los protagonistas de este relevo olímpico, todavía se emocionan al recordar la clasificación, «porque ahí nos dimos cuenta de la importancia de lo conseguido», asegura el gimnasta del Xelska. «Era nuestra oportunidad, te jugabas ir a los Juegos o quedarte fuera. Nada menos... Cuatro años o una vida de trabajo», reseñaba el internacional del Palma, en lo más alto de nuevo dos años después de superar una grave lesión y que como Mir tiene en Fabián «a un referente por su trayectoria».
Sabedores de que todavía no está cerrado el equipo, «no se puede bajar la guardia», refiere Vera. Y en plena cuenta atrás, «nos queda pulir detalles, intentar mejorar nuestros ejercicios y, especialmente, cuidarse y no lesionarse. Es un momento delicado», reseñaba Nicolau.
Ambos se alegran por la clasificación de Cintia «por su constancia» y esperan llegar a Tokio «para hacer realidad un sueño». Y allí, «se puede pelear por ser octavos (diploma) por equipos» y mejorar el resultado del Mundial. En sus manos está seguir haciendo historia.
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