El equipo nacional de vela posa en el campo de regatas de Enoshima. | Redacción Deportes

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Alejados del bullicio de la Villa Olímpica y de la capital, los regatistas ya comprueban de primera mano las condiciones climáticas y el estado de sus embarcaciones en el campo de regatas de Enoshima. Allí, desde el próximo fin de semana empezarán a disputarse las regatas de las diez clases olímpicas, en una edición en la que Balears recupera su peso específico tras años de ausencia o presencia testimonial.

Instalados desde hace días en Japón, los baleares Paula Barceló, Joan Cardona y Mateo Sanz, junto a la catalana Silvia Mas (compite por el CN Arenal) ya calientan motores en la subsede olímpica de vela. Poner a punto sus embarcaciones y ultimar y pulir detalles técnicos sobre el terreno es su misión en las jornadas previas.

Este jueves fue el turno de las mediciones, un trámite clave para poder arrancar las competiciones y que forma parte del libro de ruta de las embarcaciones y sus tripulantes.

Paula Barceló (CN Arenal), junto a la gallega Támara Echegoyen, parten como claras favoritas al oro en 49erFX. Las vigentes campeonas mundiales tienen claro que son las rivales a batir, pero la puja por las medallas las coloca en un lugar privilegiado en los días previos a la competición.

En un escenario similar se maneja Joan Cardona. El menorquín del Real Club Náutico de Palma (que retorna a unos Juegos 53 años después) aterriza en Enoshima como subcampeón mundial y aspira al podio en la despedida del Finn como clase olímpica.

El único que repite es el formenterense Mateo Sanz, que compite de nuevo bajo bandera suiza en la clase RS:X Masculina y a las órdenes de su entrenador, el también olímpico en Barcelona 92, Asier Fernández de Bobadilla, al que se ha unido como entrenador del 470 Femenino helvético el laureado Toni Ripoll, el técnico de los oros olímpicos de los 470 de Calafat, Zabell o del Tornado en 2008.

Lanzada la cuenta atrás, la vela balear aspira a volver a pisar un podio 25 años después de que lo hiciera Pepote Ballester en Atlanta 96, cuando junto a Fernando León obtuvo el oro en Tornado.