Ha sido uno de los deportes que más compleja logística ha tenido que desarrollar a consecuencia de la pandemia. Pero también por el largo viaje desde España hasta Japón y por imprevistos como el brote de rinoneumonitis que afectó al mundo hípico. Y al frente de este engranaje dentro del equipo olímpico español se encuentra el Director Técnico de Doma Clásica de la Real Federación Hípica Española, el mallorquín Micky Jordá (Palma, 1957).
Con un extenso currículum a sus espaldas, los Juegos no son un escenario nuevo, pues en Barcelona 92 formó parte del staff de Pentatlón Moderno y en Río 2016 también acudió junto a uno de los miembros del equipo. En Tokio 2020 le ha tocado llevar la batuta dentro del traslado de los caballos y la logística.
En estos Juegos, Jordà desempeña las labores de Jefe de Equipo de Doma y entrenador dentro del concurso completo de Francisco Gaviño. Juez Internacional, Técnico Deportivo Superior en Hípica, con larga carrera y formación en Alemania, ha afrontado «unos meses de mucho trabajo y tensión» para poder llegar a Tokio.
«Me he encargado de organizar el viaje, el transporte de los caballos, controlar su alimentación, el material... He sido el enlace entre la organización y el equipo. Mucho trabajo, pero interesante y te permite aprender muchas cosas y hacer contactos», explica desde el Centro Hípico de Tokio un Jordá que comparte horas en el recinto con la laureada Beatriz Ferrer Salat y el resto del equipo.
«Estar en unos Juegos Olímpicos es lo máximo. Me hace feliz, pero detrás hay muchas horas de trabajo, y esta vez, muchos dolores de cabeza, por problemas como la rinoneumonitis. Nos dejaron dos meses sin competir y eso te resta mucho a la hora de preparar competiciones», añade el técnico isleño, que en su etapa como deportista fue campeón de España de Doma Clásica, además de participar en un Europeo (1989) y en diversas citas internacionales.
Sus primeros pasos en la hípica explica que los dio en el CIDE, y recuerda la figura de su padre, que fue tiempo atrás presidente de la Federación Balear, «aunque fui yo quien les inculqué la hípica en mi familia», apunta.
Lo que más nota «es el tiempo que pasas lejos de casa», pero la importancia del operativo, con los caballos realizando la cuarentena en Alemania antes de viajar a Japón, les ha obligado a un esfuerzo extra, que se mantendrá una vez acabe la competición olímpica, «pues la vuelta a España también resultará compleja». Al mejor de los resultados cosechados, Jordá celebra que «estar aquí, desde el momento en que dejamos con todo en orden e instalados, ya fue un motivo de satisfacción», refiere Micky Jordá, otro de esos mallorquines que forman parte de los otros olímpicos de la delegación balear.
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