Hamilton, que viene de lograr en Rusia su noveno triunfo del año, dispondrá de su primera 'bola de partido' en Austin, donde hasta el momento la gran protagonista ha sido la lluvia torrencial, que suspendió el segundo ensayo libre del viernes y, después de tres aplazamientos previos, la calificación de este sábado.
De momento, el inglés, incluso en condiciones del todo adversas como las que predominaron en el tercer entrenamiento libre -que sí se disputó, en horario matinal, con neumáticos de lluvia extrema-, demostró que, aparte del sensacional coche que pilota, no domina de forma casi tiránica el Mundial de F1 por casualidad.
Hamilton, que podría asegurarse matemáticamente su tercer título mundial este fin de semana, fue el único que bajó de los dos minutos en el último ensayo, sobre la anegada pista del Circuito de Las Américas, de 5.513 metros, que cubrió, en la mejor de sus vueltas, en un minuto, 59 segundos y 517 milésimas.
Exactamente 863 milésimas menos que el crono del alemán Sebastian Vettel, al que el inglés supera en 66 puntos en la general y que saldrá con una penalización de diez puestos en parrilla, al haber cambiado el motor de su Ferrari.
Lo que aumenta, si cabe, las posibilidades de amarrar su tercera corona a Hamilton, que afirmó haberse divertido conduciendo en unas condiciones que definió como jugar con una serpiente de cascabel.
El español Carlos Sainz (Toro Rosso) volvió a causar una más que grata impresión y marcó el quinto crono, a un segundo y 170 milésimas del excéntrico y espectacular piloto de Stevenage, que festejará título en Austin si suma nueve puntos más que Vettel y dos más que su compañero alemán Nico Rosberg, que acabó la sesión noveno, a casi dos segundos.
Sainz, que giró en dos minutos y 687 milésimas, se clasificó por detrás del alemán Nico Hülkenberg (Force India) y del finlandés Valtteri Bottas (Williams), en una sesión en la que todos rodaron con imprecisiones, debido a las malas condiciones del circuito, y en la que, lógicamente, se produjeron numerosas salidas de pista, sin mayores consecuencias.
Fernando Alonso (McLaren) fue decimocuarto en una sesión en la que, a pesar de las malas condiciones, se rodó más de lo previsto, por si, finalmente, las inclemencias meteorológicas también impiden disputar la calificación este domingo, caso que obligaría a confeccionar la parrilla atendiendo al resultado del tercer libre.
El doble campeón mundial asturiano (2005 y 2006, con Renault) giró en dos minutos, tres segundos y 375 milésimas, con un McLaren que se quedó a casi cuatro segundos del Mercedes de Hamilton y a cuatro décimas del Lotus de Pastor Maldonado, decimotercero en la tabla de tiempos del entrenamiento.
El mexicano Sergio Pérez (Force India), el gran protagonista en el pasado Gran Premio de Rusia, en el que acabó en un sobresaliente tercer puesto, fue undécimo en el ensayo y, si no se llegase a disputar la cronometrada principal, avanzaría dos puestos en parrilla, dado que el otro Ferrari, el del finlandés Kimi Raikkonen, también pierde diez plazas al haber cambiado asimismo el propulsor.
Sainz, que declaró que no le "importaría para nada salir cuarto", sería el principal beneficiado de una hipotética suspensión definitiva de la calificación, que lo colocaría en segunda fila de parrilla, al lado de Bottas. En ese caso, Alonso saldría decimotercero, un puesto por detrás de Maldonado.
Aunque habrá que ver qué sucede en las próximas horas y, de momento, la calificación está prevista a las nueve de la mañana (las tres de la tarde en horario español, las 14:00 horas GMT), cinco horas antes de que se dé la salida de la carrera, prevista a 56 vueltas para completar un recorrido de 308 kilómetros.
Algo que se anunció después de que los telespectadores más fieles se contentasen con observar, durante más de dos horas, como llovía sobre la pista de Austin y cómo se mojaban los valientes que fueron al circuito. Al tiempo, eso sí, que se mostraban imágenes simpáticas, como las del baile que se marcaron en el 'pit lane' el ruso Daniil Kvyat y el australiano Daniel Ricciardo, de Red Bull; o la foto de Sainz y su compañero holandés Max Verstappen con sus padres, Carlos y Jos, ambos ataviados con el mono de Toro Rosso.
Hamilton saludó con paraguas y luciendo gorra con la bandera de los Estados Unidos desde la valla del muro de una pista en la que ganó el año pasado y en el estreno de 2012.
También lo hicieron Nico -que jugó al fútbol con los balones que le lanzaba uno de sus jefes, el austriaco Niki Lauda, triple campeón y mito viviente de la F1-, Checo y la mayoría de los pilotos.
Hubo quien bailó 'break' delante del box, la gente de Sauber simuló ir en canoa y por garajes circuló una tarta de cumpleaños con bengala, en lugar de vela: momentos en los que hubo prácticamente de todo bajo la lluvia. De todo, menos coches rodando. Lo harán de nuevo, si todo va bien, a primera hora del domingo.
No es la primera vez que sucede algo así: en el Gran Premio de Japón de 2004, el tifón 'Ma On' provocó que el viernes se anunciase la suspensión de la jornada entera del sábado y la calificación se disputó en Suzuka el domingo, horas antes de la carrera, que ganó el alemán Michael Schumacher, por delante de su hermano Ralf.
Seis años después, de nuevo en Suzuka y de nuevo un 10 de octubre, sucedió lo mismo, en una prueba que ganó Vettel en una jornada en la que horas antes se había disputado la crono.
Y hace dos años, la prueba inaugural del Mundial en Melbourne (Australia) la ganó Kimi, después de que se disputaran las dos últimas sesiones de la calificación (Q2 y Q3) horas antes de la carrera dominical.
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