En 2006, el pequeño Augusto inició una trayectoria que un 6 de noviembre de 2022 ha tocado techo. Un largo viaje en el que el apoyo de su familia, con sus padres -Augusto y Sara- y hermano -Álex- al frente ha sido vital. Con una minimoto trazó sus primeras curvas, destacando en los territoriales de 65 y 85 centímetros cúbicos y pasando por la Escuela de Chicho Lorenzo, en Son Hugo, donde el propio Jorge ya vio las buenas maneras de un niño llamado Augusto, que le enseñaba la rueda cuando el pentacampeón aparecía por Son Hugo. Las diferentes categorías de formación y la Cuna de Campeones -ganó la última carrera- marcaron carrera deportiva que, en 2007, le vio participar en su primera competición.
Paso a paso, fue avanzando en su objetivo Augusto, siempre arropado y acompañado por su padre, especialmente en momentos duros como un año 2008 que logró sortear para ser campeón de Balears de minimotos al año siguiente y subcampeón de Minimotard (2009), además de mostrarse en Open 80. La temporada 2010 dejó su concurso en la Liga Interescuelas (Kawasaki 65cc) para tener en 2011 su primera gran ocasión.
Llegó de la mano de David Salom, en Magny Cours y en la European Junior Cup, con una Kawasaki 250, firmando un séptimo puesto y una vuelta rápida que ilusionaban. Ese fue un punto de inflexión de cara a un futuro inmediato en el que las puertas de la European Junior Cup se le abrieron en 2013 (Honda CBR 500R) para ser subcampeón y, un año después (2014), lograr el título.
Tras ello llegó otro paso al frente. En el Europeo de Stock 600, acabando cuarto y siendo 'Rookie del Año' en 2015. La temporada posterior le colocó como campeón de España de Stock 600, a falta de dos carreras nada menos, siendo a la vez el mejor debutante del Europeo de Moto2 y quinto en la general del certamen.
El gran golpe se produjo en 2017. Fue el del debut en el Campeonato del Mundo de Moto2. La culminación de un sueño perseguido y trabajado por un piloto constante. Fue en Mugello, con el equipo Speed Up y tras ser tercero en la manga inicial del Europeo. Se ganó la montura (sustituyendo a Axel Bassanii) hasta Valencia, sumando sus primeros puntos en Sepang y Cheste.
Había entrado en la rueda Augusto Fernández, que en 2018 combinó el Mundial de Moto2 con el FIM CEV Repsol, acabando quinto en el Europeo y en el puesto 18 en su segundo Mundial, con 45 puntos en su haber, en una temporada que reunió a buena parte de los hoy integrantes de la parrilla de MotoGP, con los que coincidirá en 2023. Y que desde Catalunya disputó de manera íntegra.
El curso 2019 fue el de su reafirmación. Atrás quedaron su paso por el CTEIB, donde unió su camino al de Marc Horrach, junto a Jaume Lladó la porción local y mas próxima de su equipo de trabajo. Fue quinto en el Mundial de Moto2 con la estructura de Sito Pons, logrando además tres victorias (Assen, Silverstone y Misano), firmando en 2020 por el Marc VDS, uno de los equipos más potentes de Moto2. Fue una temporada complicada (13 en el Mundial), para reafirmarse un año después. En 2021, la quinta plaza del Mundial, con seis podios, le permitió consolidarse como un valor fijo en la categoría intermedia. Y recibir la llamada del equipo de referencia: el Red Bull KTM Ajo.
Heredó una moto campeona y no defraudó Augusto. Fue de menos a más, tras un arranque agitado y sin grandes resultados, con la llegada de la primavera y el verano encadenó victorias que le permitieron remontar hasta colocarse delante y pelear con Ai Ogura hasta el último suspiro por entrar a formar parte de los libros de historia. Y ser campeón del mundo de Moto2. El cuarto mallorquín y el primero en esta cilindrada.
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