«Instamos al presidente de la FIA a que también tenga en cuenta su propio tono y lenguaje cuando se dirija a nuestros miembros pilotos, o incluso cuando hable de ellos, ya sea en un foro público o de otro tipo. Además, nuestros miembros son adultos, no necesitan recibir instrucciones a través de los medios de comunicación, sobre asuntos tan triviales como el uso de joyas y calzoncillos», rezó el comunicado de la Asociación de Pilotos de Grandes Premios (GPDA, por sus siglas en inglés).
Max Verstappen, de Red Bull, y Charles Leclerc, de Ferrari, han sido sancionados en las últimas semanas por utilizar palabrotas en sus declaraciones en rueda de prensa y por la radio compitiendo; y al neerlandés se le pidió que «realizara algún trabajo de interés público».
Ben Sulayem dijo en una entrevista con Autosport que las estrellas de la parrilla tenían la responsabilidad de dejar de decir palabrotas por radio y que no debían actuar como «raperos». Unas declaraciones en las que el siete veces campeón del mundo Lewis Hamilton, que instó a Verstappen a ignorar la sanción, vio un «elemento racial».
Además, el británico mantuvo una intensa y larga discusión con la FIA y Ben Sulayem sobre el uso de joyas, pendientes y piercings dentro del monoplaza. Hamilton se vio obligado a quitarse el pendiente de la nariz antes del Gran Premio de Gran Bretaña de 2022 antes de que se le concediera una exención médica de la FIA para llevar los piercings debido a «preocupaciones sobre la desfiguración» la temporada siguiente.
La GDPA es consciente de que los deportistas «deben acatar la decisión del árbitro, tanto si les gusta como si no, tanto si están de acuerdo como si no», porque «así funciona el deporte», y los pilotos no son una excepción. «Y lo entienden perfectamente. Nuestros miembros son pilotos profesionales que compiten en la F1. Son los gladiadores y cada fin de semana de carreras ofrecen un gran espectáculo a los aficionados», defendió.
«Hay una diferencia entre decir palabrotas con la intención de insultar a otros y las palabrotas más casuales, como las que se utilizan para describir un mal momento, o incluso un objeto inanimado como un coche de Fórmula 1, o una situación de conducción», argumentó sobre la polémica con el lenguaje.
La carta de la GDPA también aborda las preocupaciones sobre dónde se distribuye el dinero de las multas, pidiendo transparencia al organismo rector de la F1. «Durante los últimos 3 años, hemos pedido al presidente de la FIA que comparta los detalles y la estrategia sobre cómo se asignan las multas económicas de la FIA y dónde se gastan los fondos», informó el comunicado.
«También hemos expresado nuestra preocupación por la imagen negativa que las multas financieras dan al deporte. Una vez más, solicitamos al presidente de la FIA transparencia financiera y un diálogo directo y abierto con nosotros. Todas las partes interesadas (la FIA, la F1, los equipos y la GPDA) deben determinar conjuntamente cómo y dónde se gasta el dinero en beneficio de nuestro deporte», agregó.
Finalmente, la GPDA dejó claro que «desea colaborar de forma constructiva con todas las partes interesadas, incluido el presidente de la FIA, con el fin de promover» la F1 «en beneficio de todos los que trabajan» en el deporte, «pagan por él, lo ven y, de hecho, lo aman». «Estamos haciendo lo que nos corresponde», concluyó el comunicado.
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