No hay futuro para Uruguay en el Mundial si antes no hay presente. Lo advirtió en la víspera del debut Diego Alonso, su seleccionador. El objetivo está fijado. Es lo máximo. El camino no está trazado. Ni mucho menos recorrido. El equipo celeste sólo puede permitirse mirar, hoy por hoy, a lo más inmediato, a su duelo contra Portugal, que tiene mucha menos presión, porque que se ha ganado el derecho al error al vencer en el estreno del jueves 3-2 a Ghana. No lo hizo la selección uruguaya, que navegó en la nada durante más de 70 minutos ante Corea del Sur (0-0), rebajado a muy poco en el comienzo de su aventura en el torneo, porque el primer tiempo jamás descifró cómo y dónde presionar, tan esencial para el equipo, con la consecuencia que tiene en la clasificación actual de su grupo, el H.
Compartido el segundo puesto con el bloque asiático, tal panorama exige un triunfo este lunes imprescindible para discutir el liderato a Cristiano Ronaldo y compañía, entre la alerta del efecto de la derrota. No lo eliminaría ya, pero la pondría al límite, hasta el punto de que ni siquiera la igualada le bastaría en la última cita ante Ghana. Enfrente, el conjunto luso avanzará de forma matemática a octavos de final con una simple victoria en Lusail.
Alentada por sus seguidores este domingo en el hotel, escenario de un 'banderazo', Uruguay necesita recuperar la identidad de partidos anteriores, lejos de la indefinición del pasado jueves. También la mejor versión de sus futbolistas para reencontrar el nivel de un colectivo que, bajo el mando de Diego Alonso, sólo ha perdido uno de sus diez partidos (0-1 con Irán en un amistoso), con nada más dos goles en contra en todo ese recorrido (ese y uno tanto que lo marcó Venezuela), con 19 goles a favor y con ocho choques imbatido.
A esos números, a la convicción que transmite su grupo, a su pasado más reciente, a la forma en que se rebeló a la situación más comprometida en muchos años cuando su tránsito por las eliminatorias ponían más que en duda su presencia en Qatar 2022, o a las cualidades de sus futbolistas, pero sobre todo a un ejemplo nítido de cómo actuar ante el primer 0-0, el Mundial de Sudáfrica 2010, se aferra Uruguay para rearmarse de inmediato.
El equipo necesita más de Fede Valverde, un fenómeno relegado a una posición más retrasada que en el Real Madrid, alejado del lugar donde marca las diferencias, en torno al área, con su tremendo disparo; de Luis Suárez, que no conectó ni un solo remate ante Corea del Sur; Rodrigo Bentancur, en la intrascendencia en el primer partido; Darwin Nuñez, lanzado hacia el Mundial con el Liverpool (siete goles en sus últimos nueve encuentros), a tope de velocidad y determinación, pero también sin tino el jueves...
Salvado el funcionamiento defensivo (apenas concedieron una ocasión en todo el partido a su adversario, con Diego Godín y José María Giménez, secundados por Martín Cáceres y Mathias Oliveira en los laterales, con buena nota ante Corea del Sur), los asuntos pendientes se centran en el juego de medio campo, en la transición más veloz, en la precisión, en la conexión con el ataque y en el frente ofensivo.
Portugal respira diferente en la segunda jornada. No fue una selección incontestable, ni nada parecido, pero marcó tres goles, ganó y cumplió con su propósito, además con dos reencuentros que despiertan la fe en la selección lusa: Cristiano Ronaldo, goleador por quinto Mundial consecutivo, una gesta al alcance sólo suya, y Joao Félix, cuya sombrío futuro en el Atlético de Madrid se contrapone con su relanzamiento con la selección.
Mientras Uruguay mantiene la baja de Ronald Araujo, ya por los dos meses fuera de la competición por la avulsión en el aductor largo del muslo derecho sufrida el pasado 23 de septiembre contra Irán, entre la controversia de su deseo de jugar el Mundial y la recuperación que entiende el Barcelona, su club, que debe seguir el futbolista, sin correr ningún riesgo, Portugal lamenta la lesión de última hora del central Danilo Pereira.
Crucial en el esquema luso, titular en la primera jornada ante Ghana, abre un hueco en el centro de la defensa, que bien será para la veteranía de Pepe, con sus 39 años, o bien para el joven talento defensivo del Benfica Antonio Silva, con 19. Además, Santos está pendiente de las dudas de Otavio y Nuno Mendes, que, aún estando listo, no formarán en el once. En él sí estarán Cristiano Ronaldo, Bruno Fernandes, Joao Félix o Bernardo Silva.
En la selección celeste, Diego Alonso incluirá algún cambio. Conforme con el rendimiento de su defensa, no se intuyen variaciones en la retaguardia. Ni en la portería, con el indiscutible Sergio Rochet (imbatido en siete de sus nueve duelos como internacional, todos a las órdenes del técnico, todas como titular), ni en la línea de cuatro atrás, con Martín Cáceres, Diego Godín, José María Giménez y Mathias Oliveira. Quizá sí haya alguna variación en el medio campo, entre Matías Vecino o Lucas Torreira, y en uno de los extremos, entre la continuidad de Facundo Pellistri o la irrupción en el once en el Mundial 2022 de Giorgian de Arrascaeta o Nicolás de la Cruz. Rodrigo Bentancur, Fede Valverde, Luis Suárez y Darwin Núñez son fijos en el esquema del técnico, con Edinson Cavani, suplente ante Corea del Sur, como alternativa ofensiva y como referencia del camino hacia el triunfo: en Rusia 2018, él marcó los dos tantos del 2-1 frente a Portugal.
- Alineaciones probables:
Portugal: Diogo Costa; Cancelo, Rubén Dias, Pepe o Antonio Silva, Guerreiro; William Carvalho, Rubén Neves, Bruno Fernandes; Bernardo Silva, Cristiano Ronaldo y Joao Félix.
Uruguay: Rochet; Cáceres, Godín, Giménez, Oliveira; Valverde, Bentancur, Vecino o Torreira, Nico De la Cruz o Arrascaeta; Suárez y Darwin Núñez.
Árbitro: Alireza Faghani (Irán).
Estadio: Lusail Stadium.
Hora: 20.00 (hora española).
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