La victoria ante los 'samuráis azules' -que perdieron la final de la última Copa Asia, en 2019 por 3-1 ante Catar- aseguraría el primer puesto del grupo a España, que también podría estar en octavos incluso perdiendo, siempre y cuando no lo hiciese de forma estrepitosa y Alemania ganase a Costa Rica sin un margen espectacular.
Los siete tantos de la goleada inicial ante los Ticos sitúan a España con un +7 en la diferencia de goles, mientras que la 'Mannschaft' tiene un balance de -1. Ése es el margen con el que podría operar, en un hipotético caso de derrota, la Roja. Que para nada desea tirar de combinaciones y números; en un grupo en el que aún puede pasar absolutamente de todo.
España debe, por tanto, para no depender de terceros, centrarse en superar al equipo que dirige Hajime Moriyasu. Una selección que protagonizó una de las primeras sorpresas del Mundial, al derrotar a los germanos (1-2) en un partido que se jugó en el Khalifa, el mismo escenario del partido del jueves; y al que dos de los ocho jugadores que juegan en Alemania, Ritsu Doan (Friburgo) y Takuma Asano (Bochum), le dieron la vuelta al gol inicial, de penalti, de Ilkay Gündogan, una de las estrellas del Manchester City de Pep Guardiola.
Japón, que se clasificó de forma directa, al acabar segunda, con un punto menos que Arabia Saudí, el grupo de clasificación asiática -en el que Australia, tercera, entró en la repesca (repechaje), en la que frenó a Perú- se complicó, sin embargo, la vida al caer el domingo ante la Costa Rica de Keylor Navas y del técnico colombiano Luis Fernando Suárez en el Al Bayt de Al Rayyan. Donde un gol de Keysher Fuller 'resucitó' a los ticos y aguó la fiesta al veterano Yuto Nagatomo, que, en su cuarto Mundial, batió el récord de partidos (doce) en ese torneo con su selección. Con la que suma 142 internacionalidades.
Los 'samuráis azules', con gol de una de sus figuras, Takumi Minamino -su '10', ex del Liverpool y ahora en el Mónaco- cayeron (1-3) ante Catar (la anfitriona, ya eliminada, del torneo por naciones más importante del mundo) en la final de la última edición, hace tres años y en Emiratos Árabes Unidos, de la Copa Asia. Un torneo que han ganado cuatro veces: en 1992, como anfitriones; en 2000 -en Líbano-; en 2004 -cuando la organizó China- y en 2011: la edición que también albergó la organizadora de este Mundial.
Japón participa en su séptima fase final de un Mundial, de forma ininterrumpida desde que debutase en el de Francia'98. En el torneo, su 'techo' son los octavos, que alcanzó tres veces: en el que organizó, junto a Corea del Sur, en 2002; en Sudáfrica 2010 -el que ganó España- y en Rusia, hace cuatro años.
Sus otras tres comparecencias, obviamente, acabaron tras la fase de grupos; por lo que el equipo que capitanea el central Maya Yoshida, del Shalke 04 alemán -que contra Costa Rica elevó a 126 su nómina de partidos internacionales-, querrá desnivelar a su favor las estadísticas internas cuando se midan a la España de Luis Enrique el próximo jueves.
Take Kubo, canterano del Madrid, ex jugador del Real Mallorca y en la actualidad delantero de la Real Sociedad de San Sebastián; es posiblemente el jugador más conocido para la mayoría de la afición española. En Catar, Kubo, de 21 años, participó en la primera parte del partido contra Alemania, en el que Takehiro Tomiyasu lo reemplazó tras el descanso; pero no tuvo minutos en la derrota ante Costa Rica. El otro japonés que juega en España, Gaku Shibasaki, centrocampista del Leganés y con 60 partidos internacionales, aún no ha debutado en este Mundial.
Japón se entrena en el estadio Al Sadd de Doha, la capital catarí; en un complejo deportivo en el que, en otro campos, también se ejercitan las selecciones de Francia -que defiende título en Qatar 2022- y Gales; y donde en la tarde de este lunes comenzará a preparar el decisivo choque contra España.
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