El seleccionador argentino quiere alargar la ilusión de Argentina en la Copa del Mundo seis años después de tomar contacto con los banquillos en el cadete del Son Caliu
El seleccionador argentino, Lionel Scaloni, posa con una camiseta del Son Caliu, donde formó parte del cuerpo técnico de Gaby Nieto en la temporada 2015-16. | Son Caliu
Después de colgar las botas en 2015 tras dos décadas en la élite, Lionel Sebastián Scaloni (Pujato, Argentina, 16-5-1978) sintió el «vacío». Muchas horas muertas, demasiadas en el sofá, que encontraron una respuesta y una salida de nuevo con la pelota, aunque esta vez en los banquillos. A casi 5.000 kilómetros de donde hoy quiere alimentar el sueño de Argentina empezó a trazar su trayectoria como técnico. En el cadete del Son Caliu, cerca de donde tiene su casa en la Isla, comenzó todo para Scaloni, que medio año después recibió la llamada de Sampaoli para incorporarse al Sevilla. Siguió a su paisano en la selección en el Mundial de Rusia 2018 y, tras estar el frente de la sub 20, fue designado seleccionador interino y recientemente renovó hasta 2026. Ya tiene en su palmarés la Copa América y ahora anhela la tercera estrella para la ‘Albiceleste' de Messi.
JUAN MUÑOZ - Presidente
El fundador y máximo responsable del Son Caliu sólo tiene palabras de elogio para Lionel Scaloni, al que califica como una persona «muy noble y humilde». Se sorprendió que sus primeras palabras fueran que quería «aprender». Exentrenadores y excompañeros de Scaloni en su etapa como profesional ya le veían rasgos propios de un técnico y Juan Muñoz celebra que a partir de su experiencia en Son Caliu reforzara sus planteamientos. Necesitaba horas de prácticas para completar el curso de entrenador y se enroló en el cuerpo técnico del equipo cadete. El presidente del club destaca por encima de todo las cualidades humanas que demostró. «Además de todo lo que ayudó al club a nivel técnico, táctico o de organización, le ofrecimos hacer un campus con su nombre y se implicó más que nadie. Para los niños era un ídolo y estaba todo el tiempo con ellos a la hora de entrenar o llevarlos a la playa como cualquier otro monitor con su horario», remarca.
RAFA LEÓN - Director deportivo
«Era el primero en llegar y el último en irse. No fue de diez, fue de 100», relata el director deportivo del Son Caliu, que subraya el salto de calidad que supuso su visión profesional para organizar el trabajo de los entretenamientos. «Nos inculcó conceptos básicos de las tareas semanales como por ejemplo dedicar los lunes a la recuperación, los martes a corregir errores del partido, el jueves comenzar con la preparación del siguiente encuentro y el viernes enfocarse en la finalización o estrategia», analiza Rafa León, que remarca la progresión que ha experimentado la entidad a partir de las bases que sentó. «Pasamos de ser un club pequeño, de barrio, casi con solo fútbol 8 a poco a poco subiendo a preferente y ir creciendo y subiendo a las primeras categorías».
GABY NIETO - Entrenador
Era el técnico del equipo cadete del Son Caliu en la 2015-16 y valora como «una masterclass» tenerle en el banquillo junto a David Delzunces y Diego Gómez. «A nivel táctico era algo increíble. Nuestra preaparación era básica y él metía cosas propias de profesionales y veía aspectos que nadie más observaba», relata. Coincide con el presidente al subrayar la «humildad» con la que llegó al equipo una «persona excepcional». «Si por ejemplo jugábamos en Santanyí me venía a recoger en coche, echaba las horas que hiciera falta o hacía bromas cuando tocaba porque sabía muy bien que se necesitaba en cada momento. Detalles de alguien que más que sumar, multiplicaba», incide. Uno de los aspectos que más le marcó, más allá de multitud de ejercicios, fue el énfasis en hacer partidos en los entrenos. «Siempre me dijo que aprendió mucho de Irureta en el Deportivo y cuando disponíamos del campo entero siempre lo trabajábamos parando y corrigiendo». Scaloni llegó al final de la primera vuelta con el equipo en la zona media-alta de la tabla y contribuyó al ascenso a Primera.
NIELS MOLINA - Jugador
Era extremo izquierdo en aquel equipo cadete y también fue monitor de su campus. Elogia la «normalidad» en el trato que siempre les dispensó. «Se metía con nosotros a correr, a entrenar, venía su familia a los partidos aunque nos tocara lejos... fue súper cercano», comenta. «Recuerdo que premiaba al mejor de cada partido con un par de botas suyas», recuerda Niels Molina, que deja claro que siempre les hacía hincapié en «poner muchas ganas e intensidad». «Como futbolista era intenso y es lo que quería de nosotros, que no paráramos de pelear. En el aspecto táctico también hacíamos mucho trabajo en la colocación y en la presión», concluye.
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