21/04/99 0:00
Magaluf está en calma. Al menos por ahora. El millar aproximado de seguidores del Chelsea que desembarcaron en la Isla el pasado fin de semana apenas se deja notar por las calles. Pasean en grupos pequeños o en familias. Nada de hooligans. «Es cierto que hay una leyenda negra en torno a los seguidores británicos, pero no se puede generalizar. Somos gente tan normal como los mallorquines que irán al estadio, que nadie nos tema» señalaba ayer Eddie Atkins, un gigantesco hincha que paseaba ayer su camiseta azul por las calles de Magaluf.
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