Su historia ha producido miles de páginas, pero su futuro se resume
en una tarjeta de embarque. A las cuatro de esta tarde, el Real
Mallorca iniciará el viaje más ilusionante de su centenaria
existencia, un periplo con mayúsculas en busca de su primer
certificado de pertenencia a la nobleza europea.
Los dos equipos llegan a la cita de Birmingham recién salidos de
sendos castigos en sus respectivos campeonatos de liga. Los romanos
sufrieron un serio traspiés en su lucha por el Scudetto al empatar
en Florencia y ceder el liderato en beneficio del Milan, y los
bermellones vieron peligrar su segunda posición con la derrota del
viernes. Mucho más que la situación en la tabla, la apatía ofrecida
en El Sardinero ha escocido de verdad en el vestuario
mallorquinista. Ni un solo jugador se escondió a la hora de
repartir culpas y todos ellos se vieron reflejados en el monumental
enfado de su entrenador.
La tormenta del viernes ha dado paso a un ambiente de confianza
y optimismo, ponderados por la evidencia del gran potencial que
exhibe la Lazio. Son Bibiloni acogía ayer un abanico de buenas
sensaciones que comprende desde la ausencia de bajas para el
miércoles al excelente estado de ánimo de la plantilla.
El hecho de que el equipo de Eriksson haya bajado un puesto en
la liga italiana no ha cambiado la impresión que del equipo
italiano tiene Eduardo Basigalup. Para el lugarteniente de Cúper,
el Mallorca pasará el miércoles su mayor prueba de fuego ante un
bloque cambiante en sus componentes pero asentado en un dibujo
táctico inalterado.
El Mallorca sigue segundo tras los tropiezos de Celta y
Valencia
La derrota del Valencia, que perdió en Mestalla por un gol a dos
ante el Espanyol, y el empate a dos tantos del Celta frente a la
Real Sociedad, permiten al Real Mallorca mantener su segundo puesto
en la clasificación a pesar de que el equipo bermellón perdiera por
la mínima el pasado viernes ante el Racing de Santander. El
Valencia llegó a ir perdiendo por dos goles de diferencia ante un
Espanyol que dominó todo el encuentro. Un gran disparo de Claudio
López acortó distancias cuando apenas quedaba tiempo y mientras el
público abandonaba el estadio al tiempo que abucheaba al equipo de
Claudio Ranieri.
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