Rubiera, revelación hace un par de años al ganar la etapa reina
para quedar décimo en la general final, daba por concluida su
participación faltando unos 30 kilómetros para completar los 133 de
que constaba la etapa. El motivo de la retirada no fue otro que una
insolación del día anterior, según comentaba en la llegada su
director deportivo Àlvaro Pino, un tanto desmoralizado ya que suma
dos bajas en dos etapas.
El vizcaíno Javier Ochoa no pudo tomar la salida en el Giro´99
al dar exceso de hematócritos en los controles previos de la
carrera.
La etapa fue una especie de calco de la anterior, es decir, con
escapadas permitidas pero controladas por parte del equipo del
hasta entonces líder Iván Quaranta, y por el Saeco de Mario
Cipollini que en esta ocasión no fallaba y remataba perfectamente
el buen trabajo de sus compañeros de equipo.
Cipollini ya daba el primer aviso al situarse segundo en el
Intergiro, llevándose cuatro segundos y situándose a tan sólo
cuatro de la «maglia rosa» del anterior líder, prenda que el «Bello
Mario» ya ha vestido en tres ocasiones durante sus ocho
participaciones.
Cipollini se quedaba solo en los últimos metros, pero en una
posición de privilegio, haciendo inútil la remontada de Blijlevens
que, por segundo día consecutivo, tuvo que conformarse con el
segundo puesto en la etapa.
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