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PEDRO PRIETO Cansados, aunque eufóricos y convencidos del triunfo. Así llegaban a Birmingham el miércoles por la tarde "día de la gran final" los trescientos seguidores mallorquinistas que optaron por el barco y el autocar para llegar al Villa Park. El desplazamiento de Palma a la ciudad inglesa fue largo pero el buen humor de la expedición ayudó a pasar la noche.

Estaba previsto que fuese una noche larga, pero los incidentes pillaron por sorpresa. Cruzando París el autocar tenía que frenar bruscamente, con la mala suerte que el conductor suplente se rompió un dedo. A pesar de que no revistió mayor gravedad, fue preciso llamar a una ambulancia para sanar al chófer.

La expedición continuaba su camino sin problemas. Las horas pasaban despacio y las paradas de autocar se aprovechaban para jugar «pachanguitas» de fútbol. El Mallorca ganaba por goleada.

Y es que cuando parecía que se había recuperado la normalidad del viaje, un nuevo incidente sorprendía a los mallorquinistas. En la entrada de Calais, llegando al Canal de la Mancha, la policía detuvo los vehículos y entró con perros amaestrados para comprobar que todo estaba en orden.

El túnel del Canal de la Mancha se cruzó sin más incidentes y se continuó el camino hasta Birmingham, donde llegaron alrededor de las cuatro de la tarde. Era hora de olvidar el cansancio y pensar en la final. Llegaba la hora que todos esperaban y había que disfrutarla.