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EFE - ITALIA
La décimoséptima etapa del Giro de Italia, que se disputará entre Lumezzane y Castelfranco Veneto, de 212 kilómetros, volverá ser de trámite y un descanso para los corredores, que el miércoles afrontarán la contrarreloj de Treviso.

La jornada no tendrá ninguna dificultad montañosa y será llana en su totalidad, por lo que el triunfo está de nuevo reservado para los que no cuentan en la clasificación general, debe ser una jornada donde se produzcan escapadas e intentos de fuga de varios corredores, sobre todo de aquellos que nada tienen que hacer en la lucha contra el crono mientras que los aspirantes guardarán fuerzas. Será una jornada también donde los sprinters tendrá una de sus últimas oportunidades de ahí que sus equipos intentarán mantener el control del pelotón para llegar juntos y disputar el sprint. El Giro volverá a recuperar interés en las cuatro siguientes etapas, la contrarreloj de Treviso y otras tres jornadas de dura montaña para rematar la faena, estas etapas acabarán de hacer la selección natural de cara al podio de Milán el próximo domingo donde dará por concluida la edición del presente Giro. La única vez que la carrera italiana llegó a Castelfranco Veneto fue en 1991, con victoria de Silvio Martinello, es un escenario no habitual en las etapas de la Vuelta a Italia, aunque es una región donde hay una gran afición por el mundo del ciclismo.