La jornada no tendrá ninguna dificultad montañosa y será llana
en su totalidad, por lo que el triunfo está de nuevo reservado para
los que no cuentan en la clasificación general, debe ser una
jornada donde se produzcan escapadas e intentos de fuga de varios
corredores, sobre todo de aquellos que nada tienen que hacer en la
lucha contra el crono mientras que los aspirantes guardarán
fuerzas. Será una jornada también donde los sprinters tendrá una de
sus últimas oportunidades de ahí que sus equipos intentarán
mantener el control del pelotón para llegar juntos y disputar el
sprint. El Giro volverá a recuperar interés en las cuatro
siguientes etapas, la contrarreloj de Treviso y otras tres jornadas
de dura montaña para rematar la faena, estas etapas acabarán de
hacer la selección natural de cara al podio de Milán el próximo
domingo donde dará por concluida la edición del presente Giro. La
única vez que la carrera italiana llegó a Castelfranco Veneto fue
en 1991, con victoria de Silvio Martinello, es un escenario no
habitual en las etapas de la Vuelta a Italia, aunque es una región
donde hay una gran afición por el mundo del ciclismo.
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