La continuidad del Bàsquet Inca en la Liga Española de Baloncesto
(LEB) ha generado un profundo de bate en el seno del club. La
reunión en la que debía sellarse la decisión final se convirtió en
un pulso del presidente Rubert con los dirigentes partidarios del
regreso a las cavernas y el divorcio con la élite. De hecho, seis
directivos se pronunciaron a favor de renunciar a seguir militando
en categoría profesional, mientras que cuatro de ellos se
abstuvieron de emitir un juicio en la primera ronda de las tres
votaciones que fueron necesarias para adoptar una postura
definitiva.
Pese a esta circunstancia, los integrantes de la gestora
inquense consultados por esta redacción, coincidieron a la hora de
señalar que la disparidad de criterios surgida en el transcurso del
cónclave no es un síntoma de fractura interno. «Lo importante es
que se adoptara una decisión por unaminidad y así ha ocurrido»,
opinó el vicepresidente Pere Soler. «En un colectivo tan numeroso
como el nuestro es prácticamente imposible estar todos de acuerdo y
es normal que se origine un debate. No obstante, al final la
mayoría decidió seguir y siempre hay que respetar a la mayoría»,
significó el presidente Rubert.
Concretada la continuidad en la LEB, el club ha iniciado su
planificación deportiva. Su primer paso ha sido cerrar la
continuidad de Joan Mateu Canyellas, quien seguirá ejerciendo de
director deportivo durante el próximo curso.
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