Tiene un aforo para veintiseis mil espectadores pero el tiempo le
ha convertido en un estadio infinito. A sólo dos semanas de la
ceremonia inaugural de los Juegos Mundiales Universitarios, su
bautismo internacional, Son Moix sigue rompiendo pronósticos.
Fageda quería hacer una preinauguración el 15 de mayo y Nebiolo
auguró su conclusión para un mes después. Los dos se equivocaron.
El recinto llamado a ser el buque insignia de las instalaciones
palmesanas hará su puesta de largo el mismo día y a la misma hora
en que comenzará la Universiada, seis meses después del plazo
previsto. Sin necesidad de albergar ningún evento deportivo, Son
Moix ya ostenta records.
A quince días de los Juegos, la situación es tan difícilmente
defendible que en la propia Fundación ya no se molestan en ocultar
su preocupación. Con las dependencias interiores a medio hacer y
los ladrillos apilados sobre la pista de atletismo, el estadio
pasará una prueba test en los próximos días que consistirá en un
evento de ámbito local sin la menor relevancia deportiva. Nada más
lejos de lo que estaba previsto hace años, cuando los dirigentes de
la Universiada soñaban con un Grand Prix de la IAAF.
«Llevamos tiempo viendo lo que está pasando pero nosotros no
podemos hacer nada. Lo que es cierto es que ha habido una falta de
coordinación enorme entre el Ajuntament de Palma y el Real Mallorca
porque cada uno ha mirado hacia su lado sin pensar en el interés
común», aseguraba ayer a este periódico un dirigente de
Universiada. Son Moix ha dado esta semana dos pasos hacia adelante
con la colocación del marcador y el pebetero (que podría quedar
instalado hoy mismo), pero el trayecto que falta es difícil de
cuantificar. La constructora guarda un mutismo total mientras apura
las últimas jornadas de una frenética carrera contra el tiempo.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.