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El presidente ejecutivo de la Universiada, Fernando Giménez admitió ayer, por primera vez desde que está en el cargo, su preocupación ante el retraso en las obras del estadio de Son Moix y aseguró que esta circunstancia está entorpeciendo el trabajo de los organizadores de los Juegos. «Mentiría si dijera que no estoy preocupado "señaló Giménez un día después del pesimismo expresado a este periódico por el directivo Luis Prieto" porque no nos basta que el estadio esté terminado el día 3 de julio. Lo necesitamos antes para disponer de tiempo suficiente. Los retrasos están distorsionando la organización». Utilizando un discurso bastante menos alarmista que Prieto, el máximo responsable ejecutivo de la Universiada no ocultó la presión que existe actualmente en el seno de la Fundación, pero auguró un buen desenlace: «Tenemos los nervios a flor de piel y es normal porque faltan bastantes pequeñas cosas pero puedo asegurar que al final todo saldrá perfectamente. Sigo pensando que vamos a tener la mejor Universiada de la historia». Giménez suscribió las declaraciones que efectuó Prieto si bien se mostró convencido de que Son Moix estará terminado en su totalidad el próximo día 3 de julio, algo que el director de Recursos descarta por completo: «El estadio estará en condiciones para ser utilizado el día de la ceremonia inaugural. Al menos lo estará para nosotros».