Son Moix apuraba ayer las últimas horas para dejarlo todo a punto. El estadio presentará esta noche una imagen de gala. Foto: TERESA AYUGA.

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La rocambolesca gestación de la Universiada verá la luz hoy en Son Moix, un recinto cuya construcción ha sacado de quicio a una lista interminable de personajes. La celebración de los últimos Juegos Mundiales Universitarios del siglo viene precedida de una cascada de tensiones y prisas que se han acrecentado a medida que el tiempo se ha ido agotando. A pesar de las recientes declaraciones efectuadas desde dentro del propio comité organizador y aunque las escavadoras todavía seguían trabajando a contrarreloj en buena parte de las instalaciones, los dirigentes de la Universiada se alinearon ayer en la tranquilizadora corriente de opinión que encabeza Primo de Nebiolo. A 24 horas de la inauguración, resultaba imposible encontrar un solo directivo de la Fundación que no asegurase que Palma 99 será un «éxito absoluto».

Con el alcalde Joan Fageda al frente, los gestores de la Universiada se han mostrado, al fin, convencidos de que la presente edición será todo lo digna que permiten sus doce mil millones de presupuesto. En Palma concurren desde ayer "la competición de fútbol ya ha comenzado" doce deportes en los que participarán más de seis mil deportistas provenientes de ciento treinta y un países. Palma 99 rivaliza con unos Juegos Olímpicos en el capítulo de cifras, pero no en el de expectación. Como quedó patente el jueves, con la llegada de la antorcha procedente de Turín, los prolegomenos de la Universiada han sido acogidos con grandes dosis de escepticismo por parte de la opinión pública, tradicionalmente desligada del evento desde que comenzaron los preparativos, en 1991.