Integrantes de la delegación española, sonriendo a la cámara en Son Moix. Foto: ALEJANDRO SEPÚLVEDA.
La única jornada alegre de la ya célebre vida de Son Moix fue saludada con un aplauso general por la gran mayoría de espectadores que se dieron cita en el recinto. Ni espectacular ni decepcionante, la ceremonia inaugural de la Universiada recibió un aprobado alto tras dos horas y media de un guión que se saltó la Balanguera y que sobreestimó la capacidad de aguante del respetable obsequiándole, especialmente en la parte final, con unos cuantos minutos de más. Fue, en cualquier caso, un acto resuelto con gran dignidad que respondió a los pronósticos más optimistas y sorprendió gratamente a los escépticos. Para el futbolista y primer portador de la antorcha, Gabriel Vidal, el evento fue brillante. «Creo que ha salido todo muy bien y la gente ha visto un bonito espectáculo. En mi opinión, lo más bonito ha sido el encendido del pebetero y también el hecho de que un mallorquín haya entrado en el estadio con la antorcha. En líneas generales, lo he visto todo muy bien organizado». Desde una posición bastante más crítica, el nacionalista Sebastià Serra también hizo una valoración positiva del evento, aunque subrayó las cosas que no le gustaron: «Me habían dicho que pondrían un minuto de Balanguera, algo que de por sí ya tiene gracia, pero luego resultó que ni minuto ni nada. Además, tampoco vimos ninguna bandera mallorquina». Para el portavoz municipal del PSM, la ceremonia estuvo bien en líneas generales «aunque pienso que ha sido mucho más vistosa por la televisión que en directo». En el apartado negativo, Serra destacó el hecho de que Nadal luciera la camiseta del patrocinador de la antorcha: «En un momento tan emblemático como ese no debería haber lugar para la publicidad. Nadal parecía un hombre anuncio», señaló.
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