Dani Vidal exhibe su medalla de bronce junto al alcalde, Joan Fageda. Foto: TOMÀS MONSERRAT.

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Daniel Vidal ya flota en la historia de la Universiada'99. El nadador mallorquín se ha encargado en poco más de un cuarto de hora (15.28.95 tardó en recorrer 1.500 metros) de devolverle al complejo de piscinas de Son Hugo parte de la sonrisa que perdió mientras amontonaba ruinas y escombros. El balear apuntaba al pódium y subió al tercer escalón para rubricar una jornada especial y lustrosa.

Vidal se plantó en la final sin mácula. No tuvo oposición en las previas y se alineó en la calle 4 como punto de referencia en la prueba. Salió mal, atenazado por los nervios, ansioso de mantener viva la ilusión de una grada que apoyaba cada uno de sus gestos. Cubrió los primeros 600 metros entre la cuarta y la tercera posición, seguido en cada batida de pies por el italiano Andrea Righi, que especuló hasta que sus rivales acabaron las fuerzas. El nadador mallorquín fue minando la ventaja de sus rivales, superó al estadounidense Mark Leonard y trazó un par de piscinas como líder de la prueba. Acariciaba el oro.

Sin embargo, Daniel Vidal se quedó sin oxígeno. Coincidió su desfallecimiento con el impulso que tomó el transalpino. El insular, que veía como el oro se marchaba a Roma, trató de diseñar el mejor camino hacia la plata. Se aferró a la segunda posición, pero Leonard fue capaz de resucitar y conseguir el preciado metal.

Daniel Vidal cerraba su participación con la conquista de una agónica tercera posición y tenía el honor de ser el primer nadador mallorquín que consigue una medalla en los presentes Juegos Mundiales Universitarios. España acumula una nueva medalla en natación y las aguas de Son Hugo vuelven a recuperar todo su esplendor. Tienen color balear.