Miquel Àngel Nadal, en una imagen captada en las instalaciones del FC Barcelona. FOTO: TOMÁS MONSERRAT.

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CARLOS MARTÍNEZ Vuelve el hijo pródigo. Tras tocar el cielo con las manos vestido de azulgrana "cinco ligas, dos copas del Rey, una Recopa y una Copa de Europa figuran en su palmarés" Nadal regresa al equipo que le vio crecer como futbolista con la ilusión del que retorna para demostrar que sigue vivo en el fútbol. Atrás queda ya un año plagado de problemas y donde las lesiones y la llegada de hombres como Pellegrino o Frank De Boer cerraron definitivamente al mallorquín las puertas de la que fue su casa durante ocho temporadas. Hoy, olvidado Cruyff, Van Gaal dirige los destinos del club azulgrana y la historia se escribe diferente. El traspaso de Nadal al Mallorca supone el penúltimo escalón en la «operación limpieza» iniciada por el holandés y cuyo objetivo es acabar con la herencia dejada por el mítico Johan. Ya sólo resiste Guardiola.

Nadal cierra su ciclo blaugrana antes de lo que marcaba su contrato, deja atrás el «infierno» de los descartados y vuela hacia Mallorca donde será recibido como un héroe. El «manacorí» que un día cruzó el «charco», se plantó en Barcelona con un «curriculum» parco en títulos, puso sus cualidades al servicio de Johan Cruyff y acabó compartiendo protagonismo con hombres de la talla de Michael Laudrup, Koeman o Romario regresa ahora, aunque defenestrado por Van Gaal, con la vítola de uno de los mejores centrales de España, internacional con la selección y pieza codiciada por clubs de la talla del Deportivo de la Coruña.

La operación, donde el FC Barcelona renunció a cobrar traspaso y en la que el jugador se asegura las mismas cantidades que percibía en el cuadro azulgrana, 180 millones netos anuales y una indemnización por parte del conjunto que preside José Luis Núñez de 250 millones de pesetas, pone el punto y final a una negociación dura y donde todas las partes en litigio tuvieron que ceder en sus pretensiones. Al final, el presidente catalán consiguió imponer en el contrato una cláusula que obliga al Mallorca a pagar 800 millones de pesetas al Barça en caso de que el futbolista, que ha firmado por tres años, sea traspasado a otro club, con lo que Núñez frustra un posible interés del Real Madrid.

Con el acuerdo finiquitado, una nueva etapa se abre en la carrera de un hombre acostumbrado ya a desfilar con las estrellas. Ahora, llega el momento de dar los últimos coletazos a su carrera en el club que le marcó el camino hacia la fama pero con la responsabilidad del que se sabe «buque» insignia del fútbol mallorquín. Su veteranía y su espectacular progresión tras ocho años en uno de los mejores equipos del mundo deben servirle para cargar en su espalda el peso de un conjunto necesitado de un referente tras el adiós de Héctor Raúl Cúper.

La contratación del veterano central de 33 años supone un espectacular golpe de efecto para una isla que vive momentos de euforia futbolística y donde la noticia del fichaje ha despertado la ilusión en una afición que espera ansiosa el día del debut.

En el aspecto puramente táctico, la incorporación del defensa mallorquín dota de más equilibrio al grupo de Gómez, quien ahora contará con tres marcadores natos, Gustavo Siviero, Fernando Niño y el propio Nadal.

Con multitud de partidos internacionales en sus botas e infinidad de incursiones europeas con el Barcelona, el nuevo fichaje de la directiva mallorquinista asegura una experiencia inigualable para el Mallorca en su andadura por la Champions League, en caso de que se supere la fase previa ante el Molde Noruego, fase en la que Nadal no ha podido ser inscrito. El sueño de muchos se ha cumplido y ya sólo falta la presentación oficial. Algunos llorarán de emoción.