Acción del partido disputado anoche en el Molde Stadium y que supuso el estreno del Mallorca. FOTO: JOAN TORRES.

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El Mallorca cumplió con la premisa de no perder en Molde y terminó empatando a cero ante los noruegos. Los rojillos exhibieron lo que era un secreto a voces, la falta de rodaje, y alternaron momentos de luces y sombras. Conclusiones: falta mordiente en ataque y conexión entre líneas. Sin embargo lo que ayer importaba era no perder y esto se consiguió. En la primera parte el conjunto del Molde enseñó pronto sus armas.

El cuadro noruego hacía circular con rapidez la pelota y basaba su juego en la fortaleza física de la mayoría de sus jugadores. El Mallorca por su parte aguantó bien las primeras embestidas de los hombres de Brakstad y no renunciaba al ataque aunque principalmente basaba su juego en parar las contras rivales y salir con orden y toque pero sin precipitarse. La zaga estaba bien colocada y los tres puntas, Mork, Lund y Olsen no llegaban con facilidad a la meta defendida por Burgos.

Los de Mario Gómez jugaban con criterio y cabeza aunque encontraban muchas dificultades a la hora de crear peligro. Lauren "muy luchador todo el partido" y Jovan Stankovic intentaban dominar las bandas pero los balones que servían al área, bien en jugada o en balón parado, no encontraban rematador. Por contra el Molde tampoco llegaba con facilidad aunque Germán Burgos tuvo que emplearse con acierto en dos disparos, de Hoseth y de Lund. El meta estuvo en todo momento bien situado y atajó el primero en forma de disparo raso y despejó de puños el segundo tras un disparo fortísimo por parte del goleador noruego. En la recta final de la primera mitad el Mallorca dio mayor sensación de equipo y logró imponer su juego de toque al fútbol fuerza de los noruegos. Los minutos iban pasando y los rojillos echaban mano de la experiencia para intentar ralentizar el juego y llevar al Molde a su terreno.

El repliegue de ambos conjuntos era correcto y la abundancia del juego se centró mucho en la zona ancha del campo más que en las inmediaciones de ambas áreas. Los bermellones lograban su cometido y observaban cómo se llegaba al término de la primera mitad sin haber encajado ningún gol y lo que es más importante, haber logrado frenar los intentos de contragolpe de la escuadra noruega. Mario Gómez, pese a no haber gozado de mucho tiempo para preparar el primer partido oficial, consiguió mentalizar a su equipo que el orden y la concentración serían claves para el devenir de este encuentro.