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Según la agencia suiza, Merlene Ottey recibió la notificación de su positivo el pasado día 5. «Un mes es un plazo razonable para la comunicación del resultado, ya que los laboratorios a veces tardan mucho tiempo en analizar las muestras», explicó Reineri.

Antes que ella, en la reciente cacería desatada contra el uso de drogas en el atletismo, se cobraron piezas de enorme prestigio como el cubano Javier Sotomayor, que dio positivo por cocaína en los Panamericanos de Winnipeg (Canadá), tras ganar el oro en altura, y el británico Linford Christie, compañero de entrenamientos de Merlene en los últimos meses.

El positivo de Christie, campeón olímpico de 100 metros en Barcelona´92, abona la teoría de que tanto él como Merlene Ottey incurrieron tal vez en la tentación de apuntalar su sorprendente longevidad deportiva por métodos artificiales.

La noticia del positivo de Sotomayor por cocaína estremeció el pasado 4 de agosto no sólo el ambiente atlético de Winnipeg sino los cimientos de toda Cuba. Autoridades y aficionados no quisieron dar crédito al positivo y atribuyeron el incidente a «una canallada» de una mano negra empeñada en desprestigiar los éxitos del atletismo cubano.

El pasado lunes el Consejo Directivo de la IAAF denegó la solicitud de rehabilitación presentada por otro ilustre «dopado», el canadiense Ben Johnson, que pretendía regresar a la competición con miras a competir en los Juegos Olímpicos de Sydney. La IAAF no encontró motivos suficientes para levantarle la suspensión a perpetuidad que pesa sobre él por reincidente.

Sólo dos días después se ha producido la noticia del positivo de Merlene Ottey, una de las figuras más admiradas de la pista no sólo por sus cualidades y sus éxitos deportivos sino por la elegancia de su estilo y la belleza de su completa figura.