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Un nuevo desafío. El Real Mallorca afronta esta noche otro partido para la historia, otro encuentro único cuyo resultado puede marcar de forma importante el devenir del presente campeonato.

En juego hay muchas cosas. A nivel deportivo, el prestigio y la espectacularidad de entrar en la primera fase de la Superliga Europea. En lo económico la entidad se juega, de entrada, 468 millones que pueden incrementarse a medida que se ganen o empaten más partidos.

No es, por lo tanto, un partido más, es un choque trascendental y que puede engrandecer más si cabe la brillante trayectoria del equipo bermellón. El Molde es el escollo que separa a la escuadra roja del baúl de los tesoros, que es, al fin y al cabo, en lo que se ha convertido la Champions League. El Mallorca debe solventar en noventa minutos, o en ciento veinte, una eliminatoria que está encarrilada "en la ida logró empatar a cero" pero en ningún caso sentenciada. Hoy se debe sentenciar pero debe hacerse sin prisas, sin precipitaciones. Los rojillos no pueden permitirse el lujo de encajar un gol. Si los noruegos perforan la meta bermellona, los problemas empezarán a ser excesivamente preocupantes.

El de esta noche será el tercer partido oficial del conjunto bermellón en la presente temporada y los futbolistas tendrán que saber manejar la ansiedad y presión ya que no habrá segunda oportunidad. El italiano Stefano Iraschi dirigirá el partido que arrancará a las 21:30 horas. Vía Digital ofrecerá el choque para todos sus abonados y el multiusos de Son Moix volverá a vestir sus mejores galas en una nueva cita con la historia.