Las horas previas a que el Real Mallorca dispute sus partidos se
vive con tranquilidad y concentración en el hotel donde están
hospedados los jugadores pero con mucho movimiento y mucho trabajo
en el vestuario que emplearán los jugadores. Los futbolistas,
cuando llegan a su caseta, lo encuentran todo dispuesto y
preparado. El más mínimo detalle está cuidado y supervisado y nada
se deja a la improvisación.
Los artífices de que esto sea así tienen dos nombres propios:
Luis Martín, el jefe de material y Joan Antoni Martorell, el
fisioterapeuta del club. Las mañanas de todos los encuentros suelen
ser para ellos bastante movidas. Luis se encarga de colocar toda la
ropa en su sitio. Pantalones, medias, botas, espinilleras,
calcetines, sudaderas, todo está extraordinariamente bien colocado
y dispuesto para que los jugadores hagan uso de él.
A Luis le toca organizar todo el material y cargarlo en los
grandes baules que desplaza el equipo. Los futbolistas no suelen
ser especialmente maniosos ni especiales pero a alguno de ellos les
gusta tener en su sitio tres o cuatro pares de botas, bien
engrasadas, para ponerse la que más les convenga según el nivel de
agua, barro o sequedad que esté en el césped. «El que me tiene más
loco es Burgos con sus camisetas», decía bromeando Luis Martín. Por
su parte Martorell comentaba que «los jugadores no es que sean
caprichosos pero algunos tienen manías.
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