Lorca es una pequeña localidad murciana que tiene acento
mallorquín. Cuenta con un equipo de fútbol que milita en Segunda
División B y en el que juegan hasta siete jugadores nacidos en la
isla. Quique Ferrer, Dani Salas, Herraiz, Linares, Vílchez, Mario y
Toni Salas decidieron el estío pasado abandonar un territorio sin
balcón futbolístico y amarraron su proyecto en una ciudad que vive
marcada por el balompié. Allí, a un buen puñado de kilómetros de
Ciutat, este grupo de aventureros ha conocido el otro lado de la
barrera. El sábado (18.00 horas) regresan a Mallorca para medirse a
un filial que suma menos autóctonos que el Lorca. Paradojas.
Santos Márquez, conocido representante de jugadores, reclutó a
un grupo de jóvenes talentos baleares para iniciar su primera
incursión en los despachos. Fijó como prioridad hacerse con las
acciones del Murcia, pero finalmente tuvo que conformarse con
adquirir el Lorca y allí intenta echar raíces. Con su proyecto
viajaron seis futbolistas mallorquines que se reunieron con Quique
Ferrer, un central que el pasado curso paseó su elegancia por
Ferrol. Los murcianos se encuentran en una posición privilegiada y
encaran el choque entre la élite. Vienen de superar a domicilio al
Murcia (1-2) en un partido en el que Quique, Toni y Herraiz
formaron en el once titular. Con un bloque muy joven y un objetivo
meridiano (a diferencia del Mallorca B los levantinos saben que
quieren ascender) el Lorca suma solvencia a medida que avanza la
competición. Se ha convertido en el primer equipo de la Comunidad y
en una referencia palpable para conocer a uno de los aspirantes a
disputar el segundo ciclo de la competición. El conjunto de Juan
Ramón López, con tan sólo dos insulares en sus filas (Miki y
Buades) tratará de invertir su destino y consumar su primera
victoria como equipo local. Raúl Valencia (Mallorca B) y Recio
(Lorca), bajas para el encuentro.
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