La selección española apenas acaparó atención en su llegada al
aeropuerto de Vigo, ya que tan sólo una docena de incondicionales
arropó a los jugadores, pero sí lo ha hecho en cuando a la venta de
entradas para el partido ante Brasil, que ya se agotaron. Por la
mañana se acabó el papel en las taquillas del estadio de Balaídos y
al aficionado que desee acudir al campo tan sólo le quedará la
oportunidad de adquirir una de las tres mil que pondrá a la venta a
partir de mañana una entidad financiera en una taquilla móvil
frente al estadio.
Con estos datos es fácil adivinar que Balaídos registrará un
nuevo lleno como lo fue en los dos amistosos anteriores que se
disputaron en esta ciudad frente a las selecciones de Portugal y
Suecia. A su llegada a Vigo, el entrenador de la selección, José
Antonio Camacho, se mostró «satisfecho» con este particular y
añadió que «no tenía duda que la afición de Vigo y alrededores iba
a responder como ya lo ha hecho otras veces». Se le informó al
técnico español que esta vez no habría problemas de césped ya que
Balaídos presenta un aspecto muy cuidado, a lo que respondió que
«solo hubo pegas en Badajoz y fue por culpa de una plaga. En
general, no tengo queja en ese sentido».
En cuanto a los enfrentamientos señaló que «aún quedan algunos
días y dos rivales fuertes. Restó importancia al hecho de que
algunos equipos retrasen la incorporación de jugadores con motivo
de la Copa del Rey ya que «yo también he sido entrenador de equipo»
y siempre le gustó «contar con todos los hombres disponibles». Por
la tarde la selección realizó en el campo de San Pedro de Vilalonga
el primer entrenamiento de la concentración en A Toxa. Los
madridistas Raúl, Morientes y Michel Salgado no asistieron a la
sesión, porque el seleccionador decidió darles descanso al haber
jugado el Real Madrid un amistoso el lunes ante el Arsenal.
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