El Bàsquet Inca pretende rubricar en las próximas semanas la
continuidad del entrenador con el que ha recuperado crédito.
Prolongar la estancia de Paco Olmos se ha convertido en un objetivo
prioritario para el club, que podría ofrecerle un nuevo contrato de
dos años de duración. La cúpula regente del Inca sospecha que
varios equipos se han interesado por el técnico de origen
valenciano y ha decidido mover ficha. Joan Rubert, vicepresidente
de la entidad, es el hombre encargado de intentar atar a un
entrenador en alza. De hecho, la llegada de Olmos a la Isla
responde a una apuesta personal de Rubert y la relación entre ambos
va más allá de cualquier aspecto puramente deportivo.
Olmos ha manifestado en sus círculos más íntimos que le seduce
sobremanera la posibilidad de seguir en el banquillo del Bàsquet
Inca. Valora la proyección en el concierto profesional que le ha
otorgado el club mallorquín, aunque también condiciona su futuro
más inmediato al proyecto deportivo del club. Olmos, al margen de
las condiciones económicas de su nuevo contrato, exigirá la
construcción de un equipo ganador y esta circunstancia va
íntimamente ligada a un incremento significativo de la partida
presupuestaria que destina al club a la plantilla profesional.
Además, Olmos considera casi imprescindible una reorganización
interna y la profesionalización de diversos estamentos. Ahí puede
estar uno de los principales problemas. El Bàsquet Inca realizó
durante el pasado verano un esfuerzo económico importante para
armar un equipo que generara expectativas, pero está teniendo
muchos problemas para equilibrar el presupuesto actual "el Consell
le ha dejado sin subvención prevé cerrar el ejercicio un un déficit
importante" y parece haber topado con su techo.
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