Eso fue exactamente lo que ocurrió. El equipo de Aíto García
Reneses demolió a los manresanos en el primer tiempo -llegó a ganar
por 23 puntos (37-14) y después se dejó ir y entró en una peligrosa
dinámica que permitió la reacción del rival, que se situó a siete
puntos (57-50) a menos de cinco minutos del final.
En el primer tiempo, el Barcelona fue resolutivo. Se aprovechó
de la debilidades del TDK Manresa, un equipo que llegó al Palau
sabiendo que su derrota era ineluctable. Sólo así se entiende cómo,
a pesar del dominio de los manresanos en los rebotes, el Barcelona
se despegará rápidamente en el marcador, con un juego interior
magnífico auspiciado por el buen partido de Derrick Alston.
Además, los dos estadounidenses de los del Bages (Tim Perry y
Nate Higgs) estuvieron especialmente desacertados y sólo el nuevo
fichaje, Mike Brown, ofreció alguna garantía.
El Barcelona fue minando poco a poco ante un rival que acabó la
primera mitad con sólo 18 puntos, firmando un acierto del 28 por
ciento en los lanzamientos y con una valoración conjunta ACB de tan
sólo 2 puntos.
El Real Madrid dejó atrás las complicaciones ofensivas que le
habían torturado ante el Joventut y el Cholet para pegarse un
festín anotador a costa del León Caja España, que en un solo tiempo
encajó casi tantos puntos como los dos anteriores rivales
madridistas en todo un partido y no pudo ocultar que esta temporada
es un firme candidato a dejar la ACB.
Aún así, la efectividad lanzadora de los blancos también hubiera
causado estragos contra cualquier otro adversario más consistente,
aunque contra el León todo resultó extremadamente sencillo. El Real
Madrid, cuya valoración colectiva era cincuenta puntos superior a
la de los leoneses (78 por 20), clausuró la primera mitad con la
friolera de 45 tantos en la cuenta de su línea exterior.
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