El Real Mallorca perdió el segundo partido de Liga en su estadio y
cerró una semana negra. Vázquez contó en esta ocasión con el equipo
de gala pero no pudo dotarlo de la motivación necesaria para
plantar cara a un Racing que sin hacer nada del otro mundo superó a
la escuadra balear por un gol a dos.
Faltó chispa, garra, brillantez, ideas y finalización. El
Mallorca abre una crisis de resultados importante aunque se
mantiene en la zona templada de la clasificación.
En la primera parte las oportunidades de gol o, como mínimo las
aproximaciones a las áreas, fueron casi constantes, aunque tanto un
equipo como otro más que correr, caminaban sobre el césped.
Hasta el minuto 24 los ataques se impusieron a las defensas. Los
rojillos tuvieron opciones, pero se mostraron incapaces de batir a
un portero cuya coordinación con su defensa era nula. Hasta en
cuatro ocasiones el equipo balear puso en aprietos al sustituto de
Ceballos, pero la bola no quería entrar. Eto'o protagonizó la más
clara acción al disparar al puerta con el portero batido, pero su
disparo flojo fue rechazado por Arceno cuando el esférico estaba a
punto de entrar.
Con el paso del tiempo el Mallorca empezó a especular y los de
Santander, sin hacer nada del otro mundo, confiaban la bola a
Munitis y Salva para que intentasen perforar la meta de Franco.
El arquero bermellón volvió a firmar intervenciones de mérito a
disparos de Colsa (min. 04) y Vivar Dorado (min. 12). El público
empezó a protestar y el Racing se dio cuenta que metiendo un poco
más de fe podía batir a Leo. Como en jugada se veía poco
capacitado, lo intentó a balón parado. Manjarín lanzó un libre
directo desde la media luna y el esférico golpeó en la cabeza de
Siviero y la pelota se incrustó directamente en la meta del portero
mallorquinista. Vázquez empezó a escuchar las quejas del respetable
y se percató que no sólo es cuestionado por la planta noble sino
también por el graderío.
A partir del gol poco o nada. El Racing no fue capaz de machacar
y el Mallorca empezó a deambular. Faltaba orden, criterio e ideas y
lo mejor era que llegase el descanso. En la reanudación, Ibagaza
dio algo de vida al equipo, pero se diluyó pronto. El colegiado
dejó de señalar dos claros penaltis, uno a Eto'o y otro a Diego y
el Racing, a ralentí, amplió el marcador marcando un gol de
tiralíneas por mediación de Munitis. Al final Diego acortó
distancias pero ya no hubo tiempo para más. El Mallorca refleja un
claro encefalograma plano.
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