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Se acabo Paterna. Las modélicas instalaciones que han servido de cuartel general al Mallorca en cada uno de sus desplazamientos a tierras levantinas no fueron utilizadas esta ver por la entidad bermellona, que no quiere un solo favor del Valencia. La ruptura de relaciones entre ambos clubes por el «caso Kily González» arrojó ayer sus primera medida de choque. Después de un delirante viaje en Estambul y con muchas horas de sueño retrasado, el grupo de Fernando Vázquez se entrenó en la localidad de Alboraya, un pequeño pueblo en las afueras de Valencia. Como quedó comprobado allí, el Mallorca ha roto relaciones con el club del Turia, pero no con los valencianos ni con los valencianistas. Los habitantes de Alboraya tuvieron en todo momento un comportamiento ejemplar con los expedicionarios rojillos, a los que animaron en todo momento. Los más pequeños se acercaron a los jugadores mallorquinistas y al técnico Fernando Vázquez para solicitarles el pertinente autógrafo y no faltaron palabras de aliento después de la eliminación europea. «No pasa nada. Habéis hecho un gran papel en la Uefa. Ya volveréis el año que viene para jugar la final», jaleaba un aficionado valencianista a los seguidores rojillos. El injusto trato que ha dado el club de Héctor Cuper al Real Mallorca motivó que los habitantes de Alboraya se volcaran con los integrantes de la plantilla. El 'Mono' Burgos, el internacional Vicente Engonga "que precisamente ayer conocía la noticia de su nueva convocatoria en la lista de Camacho" y el propio Vázquez fueron los más solicitados.