Son dos equipos miméticos en contenido y distintos, en filosofía
y objetivos. La llegada de Beltrán al trono presidencial amplió la
visión del club. Un buen día entró en el vestuario del Miquel Nadal
y le prometió a la plantilla que si lograba la permanencia en
Segunda B, al año siguiente confeccionaría un equipo para dar el
salto a la división de plata. Aquella promesa se cumplió; diseñó un
colectivo excepcional entorno a Jesús Linares (ex jugador del
Cádiz) en el que sobresalían Albert Luque, Josemi, Maldonado y
César Gálvez. La intención de ascender respondía a una cuestión
puramente económica: quinielas, derechos de televisión y
traspasos.
La dimensión que tuvo el equipo balear fue histórica. Pero con
el conjunto de Cúper arrasando en la competición doméstica, el
filial servía simplemente para tapar agujeros. Pero el descenso
obligó a la metamorfosis. Despedidos un buen manojo de futbolistas,
la intención del club (que había fracasado sustituyendo a Linares
por Nando Pons) era la de formar un bloque de jugadores jóvenes en
proyección y que fueran la futura base del primer equipo. Pep Bonet
tiró de la agenda para contratar a un puñado de jugadores que han
tardado un par de meses en sacar oro del Lluís Sitjar. Con Juan
Ramón López Caro como inquilino del banquillo, el conjunto rojillo
ha logrado subrayar sus objetivos: Vázquez ha echado mano de su
plantilla a lo largo del curso (y lo sigue haciendo) y sus dígitos
son inmaculados. Hasta los juveniles han tenido un hueco y ahora la
participación de algunos resulta imprescindible.
La historia se repite. Este equipo es más tierno, pero su
progresión es idéntica.
Los inquilinos del banquillo
Jesús «Chico» Linares y Juan Ramón López Caro han sido los últimos
dueños del vestuario del filial en Segunda División B. Amigos lejos
de la hierba, ambos técnicos siguieron una trayectoria paralela
hasta llegar a Ciutat. El gaditano dirigió al Manchego, un equipo
modesto al que metió en la fase de ascenso. No consumado el asalto
a Segunda, aterrizó en Palma. Subió al filial y fue despedido ya en
la categoría de plata. El sevillano hizo campeón del grupo IV al
Melilla y la suerte le dio la espalda en la fase de ascenso. Cumple
su primera temporada en el Mallorca B y algunos lo señalan como
futuro inquilino del banquillo de Son Moix.
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