Dos equipos metidos en problemas intentarán huir de la mezquindad
en la que se encuentran instalados en un cara a cara. Badajoz dará
mañana la bienvenida al partido del miedo. Nadie puede perder, pero
sólo uno acabará sonriendo. Drac Inca tiene algo que decir, al
menos la tesitura en la que se mueve exige que hable alto y claro
en un encuentro apto para la rehabilitación.
Derrotado en sus tres últimos encuentros, el grupo de Olmos se
concentrará esta mañana en Badajoz presionado por el enorme déficit
que lleva acumulado en la segunda vuelta de la fase regular y por
los interrogantes que proyecta su propio cambio de identidad. El
equipo ha gozado de más tiempo para asumir el cambio de dibujo que
exige la llegada de Lou Roe, aunque resulta obvio que una
transformación de este tamaño precisa de un periodo más longevo que
cuatro sesiones de entrenamiento para comprobar el resultado
final.
El problema es que la competición no suele otorgar segundas
oportunidades y Olmos espera acelerar al máximo el proceso de
recontrucción. «Poco a poco vamos consiguiendo cosas, aunque no
quiero buscar excusas y está claro que en Badajoz nos jugamos
muchas cosas, aunque ellos también. Una victoria nos permitiría
afrontar el futuro más inmediato con mucha más tranquilidad y eso
es lo que pretendemos. Sigo pensando que Roe va a convertirse en
uno de los jugadores más importantes de la Liga, pero debe
adaptarse al equipo y el equipo debe adaptarse a él y eso significa
tiempo», subrayó el entrenador.
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