A ese encuentro con el Papa asistieron cerca de 400 personas,
entre ellos los campeones, excepto el español Miguel Induráin que
por problemas aéreos no pudo desplazarse, estuvieron todos los
vencedores que todavía viven de la prueba italiana. La dureza, a
priori, parece menor que en las últimas ediciones, aunque no faltan
jornadas espectaculares en Alpes y Dolomitas, ya que tres de las
etapas terminarán en alto con una cronoescalada, el penúltimo día,
con final en la estación de Sestriere. Faltan las denominadas
etapas reina y puertos habituales en los últimos años como el
Mortirolo o la Marmolada, altos que han sido sustituidos por el
Agnello donde estará la «cima Coppi» con 2.748 metros de altitud,
el Izoard y Selva Gardena entre otros.
Tan sólo tres llegadas en alto, la primera de ella en la novena
etapa con final en Abetone, la decimoctava en Pratonevoso y la
cronoescalada de Sestriere.
Junto a esos finales en alto el menú montañoso lo completan las
etapas con finales en Selva Gardena en la decimotercera jornada,
Bormio en la decimocuarta y Briancon a tan sólo dos días para el
final, una especie de aperitivo para la cronoescalada de
Sestriere.
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