Miquel Soler, en una acción del encuentro disputado ayer en el nuevo José Zorrilla.

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Valladolid y Mallorca deambularon durante la primera parte por el verde del estadio vallisoletano y confirmaron que, si al fútbol le falta motivación, ya no queda nada; aunque las intenciones sean las mejores. El Valladolid jugaba sin fe y con pocas ideas. El Mallorca tampoco exhibía un juego fluido y, al igual que el rival, se conformaba con ir en tercera, sin forzar en exceso ni arriesgar más de la cuenta. Con un par de disparos desde fuera del área por parte de ambos conjuntos se cerró una primera parte tediosa y aburrida, una primera mitad sin historia porque nadie hizo nada para escribir un guión mínimamente interesante.

La segunda mitad sufrió un cambio, sino espectacular, al menos los goles hicieron acto de presencia. Ambos equipos despertaron tímidamente de su letargo. Diego lo intentó nada más empezar, también lo hicieron después García Calvo y Caminero y fue el ex jugador del Atlético quien, un cuarto de hora después de la reanudación, dibujó una perfecta vaselina sobre Franco y la pelota buscó acomodo en la redes quitando las telarañas de la escuadra derecha y situando el uno a cero en el marcador.

El partido se fue abriendo poco a poco y los dos conjuntos querían obsequiar a los aficionados con dosis de juego algo más alegre que el visto hasta el momento. Fernando Vázquez movió el banquillo y dio entrada a un Carlos, que está en vena goleadora, y que sustituyó a Stankovic.

El rápido ariete de Mairena entró con las pilas puestas y quería darle un poco de ritmo al encuentro. Poco después de meterse en el campo tuvo una primera oportunidad pero a la segunda fue la vencida. Armando envió un certero pase a Carlitos que de fuerte disparo cruzado batió a Ricardo y estableció el empate a uno.

El tiempo iba pasando y Gregorio Manzano dio entrada a Eusebio Sacristán, un histórico en las filas del Valladolid que salió como siempre con la sonrisa en la boca y con ganas de gustar. Y vaya si gustó. Con el empate a uno el ex jugador del Barcelona envió un misil tierra"aire que se situó directamente en las redes de un Leo Franco que lo único que pudo hacer fue mirar como la pelota salía disparada a mil por hora y se metía en su portería.

Sin tiempo para más el colegiado señaló el túnel de vestuarios. El Mallorca acabó con una racha espectacular de cinco partidos sin perder y sin encajar gol alguno. Zorrilla acabó con la trayectoria. Ahora ya sólo queda cerrar esta apática Liga ante el Atlético.