La segunda etapa de la «corsa» rosa se presentó más complicada
de lo que cabía esperar debido a las intensas lluvias que mojaban
el asfalto de las carreteras transalpinas y que obligaron a los
corredores a hacer alarde de prudencia ante el importante riesgo de
que se produjeran caídas. De hecho, no fueron pocas las que se
produjeron, aunque en general de poca importancia, a pesar de que
los participantes en el Giro no arriesgaron en demasía, decisión
totalmente justificada si se tiene en cuenta que la ronda italiana
acaba de comenzar.
En una jornada con puertos no excesivamente duros, el
protagonismo en esta etapa disputada en el norte de Nápoles fue
para un grupo de escapados compuesto por seis corredores (cuatro
italianos, un holandés y el colombiano Hernán Buenahora) se mantuvo
a la cabeza durante gran parte de la etapa, manteniendo una ventaja
de entre dos minutos y medio y tres sobre el pelotón.
A su encuentro saltaron más tarde dos corredores, uno de ellos
José Enrique Gutiérrez, del Kelme-Costa Blanca, con posibilidades
para éste de arrebatar a Cipollini la maglia rosa que «Il Bello»
consiguiera en la primera etapa del Giro. A falta de unos 10
kilómetros para llegar a meta, «Guti» conseguía enlazar con el
grupo de cabeza, pero poco después se producía la escapada de
Moreni.
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